Así cayó el ‘número dos’ de Aduanas en Cataluña: “Todo estaba hecho de puta madre, pero se jodió”
SOURCE:El Pais|BY:Jesús García Bueno,Rebeca Carranco
El alto funcionario está acusado de asesorar al cabecilla de una trama sobre “métodos y maniobras” para traer tabaco de contrabando de Turquía al puerto de Barcelona
Cuando agentes de la Guardia Civil irrumpieron en su casa para registrarla de arriba abajo, Francisco Javier Martín Miñana pidió un momento de intimidad para cambiarse de ropa. Fue entonces cuando “trató de arrancar y ocultar en su bolsillo” unas anotaciones que había escrito y clavado, con tachuelas, en un corcho. Error de novato o jugada de veterano, la maniobra salió mal. Los guardias la abortaron mientras contemplaban la prueba del delito colgada en la pared de su despacho: los apodos y teléfonos de una organización dedicada al contrabando de tabaco de Turquía a través del puerto de Barcelona. Miñana, número dos del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) en Cataluña, se había pasado al lado oscuro. Ese día, 30 de junio de 2025, a una semana de cumplir los 70 años, jubilarse y celebrar una cena de despedida con sus compañeros, ponía fin de la peor forma posible a una trayectoria intachable de tres décadas en la institución que, entre otras cosas, combate el contrabando.
El sumario del Caso Retiro, al que ha accedido EL PAÍS, detalla cómo salió a relucir la vida paralela y oculta de Miñana, un alto funcionario discreto del cuerpo armado de la Agencia Tributaria, condecorado en diversas ocasiones, apreciado y conocido entre policías, jueces y fiscales en Cataluña, para quienes su detención fue un jarro de agua fría. Miñana, investigado y detenido por sus propios compañeros en Vigilancia Aduanera, permanece en prisión provisional acusado de facilitar información a los miembros de la organización sobre investigaciones activas contra ellos y, sobre todo, de utilizar su experiencia en Aduanas para “asesorar sobre métodos y maniobras más sencillas y con menos riesgo de ser interceptadas”, según los atestados incluidos en la causa.
La Guardia Civil considera acreditado que Miñana participó en el intento de sacar del puerto de Barcelona cuatro contenedores, cargados con tabaco de contrabando turco, que habían llegado en el buque , procedente de Libia. Los investigadores, que ya estaban al tanto de la operación, valoradas en 8,8 millones de euros. Aunque la cocaína sigue siendo el número uno en , el contrabando de tabaco deja también muchísimo dinero, conlleva menos riesgos para la integridad física (las rivalidades en el tráfico de drogas a menudo se pagan con sangre) y su castigo en el Código Penal es menos severo.
El hombre de Miñana —a quien se atribuyen los delitos de contrabando, revelación de secretos, cohecho, pertenencia a organización criminal y blanqueo de capitales— salió por primera vez a relucir en una llamada telefónica del cabecilla de la organización y viejo amigo del funcionario, José Luis R. A., alias El Abuelo, de 64 años. El 4 de abril, en plena fase para preparar la llegada de los contenedores, El Abuelo, encargado supuestamente del trato directo con los proveedores de Turquía, habló con la persona que debía movilizar al personal del puerto de Barcelona involucrado en la operación (un estibador, el dueño de una empresa logística y dos camioneros). Le dijo que iba a hacer una consulta a “la amiga” para comprobar que todo estuviese en orden. Los agentes le siguieron de forma discreta y vieron cómo llegaba hasta la plaza de la Bonanova, en la parte alta de Barcelona, y se sentaba en un banco en plena calle junto a un hombre. Ese hombre no era otro que Miñana. Las reuniones (“entre dos y tres por semana”, según los informes de la Guardia Civil) fueron vigiladas y fotografiadas por los agentes. El jefe de la unidad regional operativa de Vigilancia Aduanera pasó a figurar desde entonces en la nómina de los sospechosos.
“La Guardia Civil está aquí”
El 14 de mayo, la banda lanzó la operación para “rescatar” los cuatro contenedores, que ya habían llegado al puerto “bajo apariencia de hallarse vacíos”. Su idea era sacarlos del recinto con el pretexto de que debían preparar una exportación de placas de pladur para llevarlas hasta el puerto de origen. Pero la jugada salió mal, como reflejan los mensajes SMS que intercambiaron varios de los investigados esa mañana: “La Guardia Civil está aquí”, “no puede ser”, “jodido, jodido”, “lo han parado, voy a tirar esto, ya te llamaré con el otro móvil”. Entonces fue detenido solamente uno de los camioneros, mientras la investigación seguía en marcha.
El Abuelo quiso saber qué había fallado y se reunió con “la amiga”. Esta vez, los encuentros (siempre en la calle, siempre cerca del domicilio de Miñana) fueron grabados y transcritos. Y, aunque crípticos y a veces “ininteligibles”, no dejan de ser elocuentes. El 20 de mayo, seis días después del fiasco, el funcionario “descarta” que haya datos suficientes para que los agentes actúen contra todos ellos y “se compromete a buscar información relevante”, según interpreta la Guardia Civil. “Ya lo miraré (…) No han controlado todo”, dice Miñana.
El Abuelo y Miñana vuelven a reunirse días más tarde y acuerdan que conviene hacer “una prueba”, con el mismo sistema, para ver si la operativa habitual sigue funcionando o ya ha sido decodificada. “Hay que volver a empezar esto como si nada y luego sacar uno vacío y a ver qué pasa”, anima Miñana, quien no obstante expresa sus sospechas de que el viejo método ya no sirve (“está todo quemado, muerto, podrido (…) a lo mejor ya saben cuál es la operativa”) y lamenta que la terminal que emplean, Port Nou, “tiene poco movimiento, es pequeña y más controlable, y eso es una putada”.
A punto de su jubilación, el número dos del Servicio de Vigilancia Aduanera cree que hay que explorar nuevas vías: “Todo estaba hecho de puta madre, pero se jodió por lo anterior (...) Hay que mirar otra cosa, tienes que mirarte lo de Castellón”, indica a El Abuelo, con quien según fuentes cercanas inició una relación de amistad hace muchos años fruto de su trabajo. El funcionario cita como ejemplo una reciente actuación de los suyos contra una operación de contrabando de tabaco entre Turquía y Alemania que solo fue detectada por un pequeño error (no pusieron el nombre del destinatario alemán). “Está muy bien hecho, hostia, unos cajones que no hay manera de abrirlos”.
Tras el rastro del dinero
En el registro en la casa de Miñana, el 30 de junio, los guardias hallaron, además de las notas (cambiaban tantas veces de teléfono que Miñana tenía anotados dos números, uno como “mío” y otro como “él”, en alusión a El Abuelo), 15.000 euros en efectivo. El botín en la casa de El Abuelo fue aún más revelador, también por esa manía de apuntarlo todo: unos papeles a boli describen el reparto de las ganancias entre los miembros de la banda. Cada uno tiene un apodo, salvo Miñana, que según los investigadores es el identificado como una triple X. De ser cierta esa hipótesis, era uno de los que menos iba a cobrar por la operación frustrada del 14 de mayo: 6.000 euros por contenedor.
La investigación se centra ahora en averiguar dónde está el dinero del contrabando, dado que Miñana no muestras signos de tener un patrimonio elevado. La jueza del caso ha enviado comisiones rogatorias a Andorra, Suiza, Rumanía, Libia y Turquía que aún no han sido respondidas, razón por la cual la Audiencia de Barcelona ha decidido mantener en prisión a Miñana, que de todas formas saldrá libre como máximo el 2 de enero (la prisión provisional para el riesgo de destrucción de pruebas, que fue la que se le impuso, es de un máximo de seis meses).
La resolución subraya, como indicio, que Miñana mantiene abierta, desde febrero de 2023, una cuenta Nickel, que permite “retirar e ingresar efectivo en estancos, administraciones de lotería e incluso bares y locutorios” sin los controles de un banco, según la resolución. Los magistrados aseguran que esa no parece “el tipo de cuenta para un uso lícito” y menos para alguien “del perfil del señor Miñana”. La resolución que confirma la prisión alude también a unas anotaciones que muestran, presuntamente, “envíos de dinero en efectivo” a Andorra, de cuatro millones en 2013. La defensa asegura que la cuenta Nickel la abrió “para pagar pequeños gastos, como taxis”, sostiene que no tiene bienes en el extranjero y dice que las anotaciones de Andorra estaban “relacionadas con sus funciones profesionales”, vinculadas a alguna investigación de Vigilancia Aduanera.