Castel Gandolfo, el refugio privado del Papa para desconectar de Roma
El Papa se ha trasladado este fin de semana a Castel Gandolfo para descansar de la intensa agenda navideña. Aunque este domingo está ya en Roma para el ángelus, en unas horas regresará de nuevo para recuperar energías de cara a la cuesta de enero. En estos primeros meses de Pontificado, este lugar —abandonado por Francisco— se ha convertido en su refugio: aquí logra desconectar de las urgencias de Roma y recobra fuerzas jugando al tenis, nadando e incluso montando a caballo . Más que una ruptura con la costumbre de no salir de Roma que tenía su predecesor, pesan los beneficios que Castel Gandolfo aporta a la salud de León XIV, pues estas 24 horas de descanso le permiten rellenar el depósito de combustible para toda la semana.A solo 40 kilómetros del Vaticano, se traslada en coche puntualmente cada lunes por la tarde y regresa a Roma el martes después de cenar. Estar allí le permite predicar con el ejemplo sobre la importancia de que el trabajo no ocupe todo el espacio en la vida de las personas y crea, además, una ocasión natural para dialogar con periodistas: aunque no concede entrevistas, es el primer sucesor de Pedro disponible para breves comparecencias ante los medios . En esos encuentros ha respondido con soltura a cuestiones muy variadas, desde la situación en Gaza o la guerra en Ucrania hasta sus futuros viajes. Noticia Relacionada estandar Si León XIV: el Papa que mejora su alemán con Duolingo a las 3 de la mañana Javier Martínez-BrocalSon conversaciones de cuatro o cinco minutos en las que ofrece respuestas breves a asuntos complejos; al no entrar en detalles, ha dado pie a malentendidos polémicos, como cuando le acusaron de poca contundencia ante el aborto el día que advirtió de la incoherencia de defender políticas provida mientras se promueve la expulsión de migrantes sin reparar en el daño a las familias. Desde entonces, no tiene reparos en negarse a responder preguntas que requieren demasiado contexto, como cuando le piden comentar decisiones de Donald Trump o, esta semana, cuando le preguntaron por qué había nombrado un nuevo arzobispo de Nueva York.En noviembre, en una de esas comparecencias, explicó que en su día libre, además de leer, hace «un poco de deporte, un poco de tenis y un poco de piscina», y reconoció que pasar allí un día a la semana es «una pausa» que «ayuda mucho». «Creo que el ser humano debe cuidarse bien. Todos deberían hacer un poco de actividad para cuidar el cuerpo y el alma , todo junto. A mí me va muy bien», dijo entonces. También detalló que en Castel Gandolfo trabaja «un poco, pues todos los días llega correspondencia o hay llamadas telefónicas para asuntos más importantes y urgentes». De hecho, en dos ocasiones ha recibido allí a Volodímir Zelenski . Y, con discreción, hace unos meses pasó un día tranquilo con sus hermanos.En el festival de Navidad del colegio «Se nota que está aquí el Papa porque hay más turistas y más movimiento en las tiendas y restaurantes, pero también en los gestos de León. Unos niños le dejaron una carta para invitarle al festival de Navidad de la escuela y él decidió asistir; fue la semana pasada. Este sábado unas vecinas le han preparado una tarta de limón que han rebautizado como 'tarta de León'» , explica a ABC Giuseppe, ingeniero residente en Castel Gandolfo. «Su llegada ha traído de regreso la vida a Castel Gandolfo», resume su madre, Grazia, que ha visto pasar por este lugar a siete papas y experimentó el declive de la ciudad durante la ausencia de Francisco.Cuando en 2013 fue elegido Papa, Jorge Mario Bergoglio dijo que prefería descansar sin salir de casa y que, por tanto, evitaría pasar temporadas en Castel Gandolfo. Entonces no lo sabía, pero aquella decisión redujo exponencialmente el número de peregrinos que pasaban por el lugar y perjudicó la economía local. Para compensar a sus ciudadanos e intentar atraer de nuevo a los turistas, en 2016 transformó el Palacio Pontificio en un museo . Desde entonces, los visitantes pueden entrar en las habitaciones privadas de los Papas: la capilla donde Benedicto XVI vivió sus últimos instantes como Pontífice antes de que entrara en vigor la renuncia, el dormitorio que también usó Juan Pablo II y en el que fallecieron Pío XII y Pablo VI, o los salones y despachos donde recibían visitas.El Papa León no ha recuperado estas estancias y reside en la cercana Villa Barberini, una amplia casa que asoma a la carretera y al lago Albano, antes reservada a los secretarios de Estado. Este lugar es más cómodo, requiere menos personal de servicio, no plantea problemas de seguridad y está más cerca de la pista de tenis, la piscina y el establo. Por eso sigue abierto el museo, aunque en unos meses deberá cerrarse por obras. El tiempo dirá si el cierre será provisional o definitivo . En Castel Gandolfo no parece preocupar a nadie, con tal de que León XIV siga pasando allí los martes, su día libre.

