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Las propuestas para promover el plurilingüismo pronto estarán al alcance de cualquier institución gracias a la traducción y la interpretación lingüística automáticas
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos
Las propuestas para promover el plurilingüismo pronto estarán al alcance de cualquier institución gracias a la traducción y la interpretación lingüística automáticas


Este es un país plurilingüe. Así lo revelan las escuetas palabras con que terminó el rey su discurso de Nochebuena. Pocos días antes, el 8 de diciembre, el Congreso había admitido la proposición de Ley Orgánica para garantizar el plurilinguismo y los derechos lingüísticos individuales que han presentado 24 diputados de Esquerra, Bildu, PNV, Sumar, BNG, Compromís y Més per Mallorca. Por un momento, en la incierta recta final de la legislatura, ha resucitado la mayoría de investidura con los votos a favor del plurilingüismo de PSOE y Junts y en contra los de PP, Vox y Unión del Pueblo Navarro.
El texto propone modificar ocho leyes, dos de ellas orgánicas, para “proteger el conjunto de las lenguas españolas, así como garantizar los derechos lingüísticos de los ciudadanos, considerando que el derecho a utilizar una lengua en la vida privada y pública constituye un derecho imprescriptible de conformidad con el marco constitucional y estatutario español y los instrumentos internacionales ratificados por España.” Incorpora criterios lingüísticos en las contrataciones públicas y regulaciones en consumo, seguridad, transporte y medios de comunicación, con grados variados de dificultad para obtener el consenso parlamentario. Exige el “conocimiento adecuado y suficiente” de las lenguas oficiales y del derecho civil propio, en las autonomías que cuenten con ellos, para los nombramientos de presidentes de Tribunales Superiores y de audiencias provinciales. Y pretende que los ciudadanos puedan dirigirse a cualquier administración del Estado en la lengua oficial en su comunidad.
Una buena parte de estas propuestas estarán pronto al alcance de cualquier institución sin necesidad de cambiar ninguna ley gracias a la traducción y la interpretación lingüística automáticas, facilitadas por la inteligencia artificial, tal como le señaló el canciller alemán, Friedrich Merz, a Pedro Sánchez, cuando expresó sus reservas respecto al uso del euskera, el catalán y el gallego en las instituciones de la Unión Europea. Otras reformas, en cambio, tendrán un difícil camino en el actual clima político, tratándose de una cuestión tan atractiva para los demagogos de todo bordo, que encuentran en los conflictos donde se juega la identidad de las personas el territorio preferido para su acción polarizadora y extremista.
El tiempo ha solido acallar el ruido inicial suscitado por anteriores iniciativas en favor del plurilingüismo en el Senado, desde 2010, y en el Congreso, desde 2023. Pero no son halagüeñas las expectativas de las nuevas propuestas y ni siquiera las que parecen ya consolidadas ante la posibilidad de una próxima mayoría parlamentaria o incluso la formación de un gobierno con participación de Vox, partido hostil a las lenguas autonómicas y revisionista del Estado de las autonomías. La inteligencia artificial será una valiosa ayuda para favorecer el pluralismo lingüístico y garantizar los derechos de todos los ciudadanos, pero seguirán siendo imprescindibles la voluntad política y la sensatez de la inteligencia natural si se quiere recuperar los consensos necesarios para reformas como estas, que sirven para unir a los españoles en vez de dividirlos como creen algunos. ¡Felices fiestas!
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Sobre la firma

Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).