El escándalo en Villamanín preocupa a los loteros: «Se repetirá si no prohibimos las participaciones»
El 79432, un número premiado al azar, ha envenenado las que pudieron haber sido las Navidades de la buena suerte para los casi 900 vecinos del municipio leonés de Villamanín . Cuando las televisiones llegaron al pueblo para grabar las botellas de champán aún nadie se imaginaba que la comisión de festejos había vendido más participaciones de las que realmente figuraban de cara a la administración. Es decir, que no todos los que descorcharon las botellas recibirían su premio. Tampoco cuando llegaron las cámaras se lo imaginaba Rubén González, el lotero del municipio vecino de Pola del Gordón , que había vendido los décimos a la comisión de festejos. Lo recuerda con precisión: le trajeron 1.620 euros y les dio 81 décimos. «Si me lo hubieran traído les habría advertido de que les faltaba dinero, pero no lo hicieron» Rubén González Lotero que vendió el décimo premiado a la comisión de festejos de Villamanín«Fue un error, se les olvidó recoger un talonario. Yo suelo ayudar a muchos clientes a cuadrar sus papeletas [participaciones], a hacer las cuentas. Si me lo hubieran traído yo les habría advertido de que les faltaba dinero. Pero no lo hicieron», asegura González a este diario. Al dueño de la administración de Pola del Gordón también se le han amargado las fiestas al ver que una, a priori, buena noticia ha terminado reavivando viejas rencillas entre vecinos. Y todo, según parece, por fallar en una operación matemática. «Considero que ha sido un error, pero también una gran irresponsabilidad. Nadie se la juega por 200 euros», condena. La quinta vez desde 1951 La historia de España ha sido testigo de cómo las participaciones, muchas veces, las carga el diablo. Si en el escándalo de Villamanín hubo fraude o no (intención de la comisión de engañar) es algo que se tendrá que dirimir en los tribunales, pero la hemeroteca dice que desde 1951 esta es la quinta vez que sucede algo parecido. Los fraudes nunca se han producido por la venta de décimos en las administraciones de lotería, sino por las participaciones, lo que en el gremio se denominan coloquialmente «papeletas». Estas 'reventas' no pasan por filtros de homologación o control y por eso estos días ya hay quien se plantea si quizá la solución no debería pasar por acabar con las participaciones o, incluso, aunque fuera más complejo, por que fuera obligatorio acudir a un notario. « Yo soy antipapeletas . El Estado debería prohibirlo. Si no se prohíbe, se repetirá lo ocurrido en Villamanín. Volverá a pasar», dice tajante este lotero. Sin embargo, hay disparidad de opiniones dentro del gremio sobre si se deberían prohibir o no las participaciones. De hecho, el presidente de los loteros, Borja Muñiz Urteaga, cree que si el Estado termina limitándolas «sería peor el remedio que la enfermedad». Muñiz Urteaga, que también regenta una administración en Gijón y que todos los años juega el número 00000, cree que la prohibición sería un verdadero suicidio económico y que se ingresaría mucho menos dinero. «Un alto porcentaje de lo que se vende en la Lotería de Navidad se destina a participaciones. Creo que limitar esa ventana sería un error porque nos haría mucho daño», esgrime a ABC. Este diario se ha puesto en contacto con Loterías y Apuestas del Estado para preguntarles por este posible cambio que evitaría futuros fraudes pero no ha obtenido respuesta. Las 'papeletas' caseras y el efecto Villamanín Hay que tener en cuenta que, en España, existe un fuerte componente de tradición en torno a la Lotería de Navidad. Son las mismas familias las que organizan las participaciones 'de forma casera' para jugar un mismo número entre varios parientes. Pero no sólo las familias, sino también las comisiones de festejos de miles de pueblos de nuestro país, los hogares del jubilado, los clubes deportivos, las empresas o cualquier tipo de asociación. «La imagen de los loteros ha sido intachable durante más de dos siglos. La noticia de Villamanín es muy dañina para un negocio que lleva 262 años al pie del cañón», argumenta el máximo representante de las administraciones de lotería. Es más, Muñiz Urteaga se muestra preocupado por las consecuencias que pueda tener una noticia que, dice, «ha caído en el gremio como un jarro de agua fría». «La noticia ha caído en el gremio como un jarro de agua fría. Puede que el año que viene caiga la venta de participaciones» Borja Muñiz Urteaga presidente de los loteros Que en los medios de comunicación el drama de Villamanín lleve varios días copando los titulares es, en sus palabras, «verdaderamente dañino». Este lotero cree que, dentro de unos meses, cuando se empiecen a vender los números para la lotería de las Navidades de 2026, la gente se puede mostrar más reacia a comprar participaciones. «Puede que se haya generado cierta desconfianza y caiga la venta de papeletas », prevé, pero también cree que es injusto que un acontecimiento así salpique «a una red de ventas muy profesional». Los décimos de lotería los emite la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, tienen un grosor especial, un sello... Todos estos mecanismos de control son la materialización, dice, de que cuando se juega con las esperanzas de la gente, hay que tomárselo muy en serio. «Tengo muchos clientes que hacen participaciones y que se desviven porque todo sea correcto y no haya problemas», cuenta. Pero también reconoce que las administraciones «llegan hasta donde llegan» , pues siempre habrá un margen de error de un particular que pueda equivocarse al manejar cantidades grandes. «Por desgracia, esto ocurre y ocurrirá. La estadística es clara... si esto ha sucedido varias veces con lo improbable que es que toque el Gordo...». Ahí va un pesimista que, paradójicamente, se encarga de repartir suerte.

