El precio de la plata se vuelve completamente loco: estas son las razones
La cotización del metal se revaloriza un 150% en el año debido a la mayor demanda de los inversores, que buscan activos refugio, y la escasa oferta
Todo empezó por una desconfianza. La de los hermanos Hunt —Lamar (creador del nombre Super Bowl: el campeonato de fútbol americano), Nelson y Herbert—, herederos de un imperio petrolero, comenzó con un recelo que el patriarca de la familia les infundió contra el papel moneda y el Gobierno de EE UU. Su máxima era invertir solo en activos tangibles: crudo, inmuebles y metales preciosos. Y así fue. Nelson o Bunker (como le llamaban), el más corpulento del clan, cuya inmensa fortuna se había visto mermada por la expropiación de sus yacimientos libios por el coronel Gadafi en 1969, transformó su escepticismo en una especulación centrada en un único elemento: la plata. Este deseo de blindar su patrimonio impulsó al magnate y a sus parientes, entre 1973 y 1979, a acopiar unos 200 millones de onzas del mineral blanco, más o menos un tercio de toda la producción de esa época, lo que llevó el precio del metal a un máximo histórico de 50 dólares la onza a comienzos de 1980.
Luego, el mercado pinchó rápidamente. Los precios se desplomaron a apenas 10 dólares la onza en cuestión de meses, arrastrando a los Hunt a la bancarrota. Tuvieron que pasar 45 años para que se superara ese récord. Hoy, la plata ha escalado por encima de los 74 dólares la onza, revalorizándose más del 150% en menos de un año.
Esta subida inicial se debe a que los altos precios del oro, que en diciembre se superaron repetidamente, alcanzando cifras que rondan los 4.400 dólares la onza, vuelven a la plata una alternativa más accesible. La demanda clave de ambos metales preciosos se origina, sin embargo, en una desconfianza: los inversores buscan refugio ante la pérdida de poder adquisitivo del efectivo (la depreciación del dólar) y la inflación persistente. Esta inquietud se intensifica debido al aumento de los déficits gubernamentales, lo que genera inestabilidad en el mercado de bonos soberanos. Como respuesta institucional, los bancos centrales están realizando compras masivas de oro y plata para diversificar sus reservas y reducir su dependencia de activos denominados en dólares. Este panorama se refuerza por la fuerte demanda de activos físicos y seguros provenientes de China, donde el debilitamiento del sector inmobiliario ha desplazado el capital hacia los metales.