El regreso de Daniel Sánchez Arévalo: «Me he vuelto a sentir director con 'Rondallas'»
Ha vuelto aunque, en realidad, siempre estuvo aquí. Daniel Sánchez Arévalo se puso en el radar del cine español en 2006 con ' AzulOscuroCasiNegro ', su fantástico debut en el largo. Tres años después lograba enamorar al público con una triada –'Gordos' (2009), 'Primos' (2011) y 'La gran familia española' (2013)– que llenó los cines y le posicionó como un maestro de la comedia con sentimientos. Con lo ganado, se retiró para escribir. Fue finalista del Planeta en 2015 con 'La isla de Alice'. Desde entonces, nunca dejó de rodar cortos y anuncios, aunque su pista para el gran público se perdió en parte por el Covid (en 2019, semanas antes de la pandemia, lanzó de mano de Netflix' ' Diecisiete ', que fue sepultada por todo lo que vino después en el mundo) y en parte porque la industria española tiene poca memoria. Hasta ahora, que por fin vuelve a los cines con una película, ' Rondallas ', que recupera todo lo bueno de sus primeros trabajos y algo más, porque, cuenta Sánchez Arévalo, ha madurado y ha destilado sus procesos. Todo para contar la historia de un pueblo gallego orgulloso de su folclore y de unos personajes con tanta humanidad como talento musical. —Ha estado rodando por toda Galicia con rondallas reales y hasta pudo filmar el concurso de rondallas con 8.000 personas... ¿No hay más presión sabiendo que van a verle las personas con las que ha trabajado meses?—Quería que todos los procesos de la rondalla fueran exactamente iguales, por eso, cuando vi la Rondalla de Santa Eulalia de Mos versionando AC/DC flipé en colores y me puse en contacto con Dani Burgos, el director de la rondalla. Luego con Andrea, que con solo 20 años se hizo cargo después de esa rondalla. Y empezamos a escribir el guion. Estuvimos ensayando durante dos meses. Quería que fuera un retrato muy fiel. Cuando terminé de rodar y montar, me fui a ver a Dani Burgos para corregir hasta el último golpe de pandereta o de posición de manos en las gaitas y que todo fuera real. Ha sido el proceso de montaje más largo de mi vida. Lo disfruté, pero al final acabas siendo prisionero de tu propia película.—¿Tenía ganas de salir de esa prisión?—No, al revés. He sido muy feliz. Me he vuelto a sentir director con esta película. Fui padre en la pandemia, y rodé la serie 'Las de la última fila' cuando mi hija tenía un año. Y todo era muy incómodo, las mascarillas, la conciliación. Y de repente en esta peli, ya con mi hija con cuatro años, me he vuelto a sentir como que... Como que volvía a ser yo mismo.—A su hábitat natural.—A que la paternidad también te descoloca, te pone en otro sitio. Y tienes que volver a recolocarte y poder disfrutar. A lo mejor con 'Las de la última fila' estaba más agobiado por un montón de cosas y factores externos, aunque hice exactamente igual mi trabajo. —Hablaba antes de unos procesos largos montando y de que vuelve a sentirse director… Después de pasar por el Festival de San Sebastián, de una promo grande seis años después de 'Diecisiete' (Netflix)… ¿siente que ha recuperado su sitio en la industria?—Hay un momento en el que uno cree que ocupa un sitio... Con 'La gran familia española', mi cuarta peli, once nominaciones en los Goya, yendo muy bien en taquilla, es inevitable sentir como que puedes hacer lo que quieras cuando quieras. Pero después de esa película me paré para escribir 'La isla de Alice'. Estuve dos años dedicado solo a escribir esa novela. Y luego ya hice dos proyectos de Netflix. Entonces sí sentí que en ese espacio de tiempo entre 'La gran familia española' y 'Diecisiete'... Ahora me tenía que volver a ganar el espacio que ocupaba. Y que no puedes dar por garantizado nada. Pero creo que eso es algo que le pasa a cualquier cineasta. «Sé que siempre he sido un privilegiado porque siempre me he ganado la vida con esto» Daniel Sánchez Arévalo Director de cine—La industria tampoco se parece mucho ahora a lo que había en 2013, ni siquiera a lo de 2019... —Ha habido un cambio de paradigma. Cuando yo hice 'La gran familia española', la atención en los medios al cine no era la misma que en 2018, que estaba más compartida con las series de televisión que estaban en pleno 'boom'. Había un poco menos de hueco mediático para los directores de cine, como que teníamos menos reconocimiento. Pero sé que siempre he sido un privilegiado porque siempre me he ganado la vida con esto.—Después de la pandemia, además del hueco mediático, hubo un bajón de público también que complicó la situación...—Eso es algo que me está pesando mucho. Bueno, a mí y a todos. Que el cine ha dejado de ser una costumbre: la gente ya no va al cine de manera regular. Ahora es más una cuestión casi extraordinaria, un evento. El cine infantil sigue teniendo ahí un nicho importante que yo como padre lo noto, porque los fines de semana tienes que entretener a los niños y se agradece mucho que haya mucha oferta de cine infantil. Pero siento que este año está siendo un año especialmente malo. Es que es preocupante. Es como que ha dejado de ser tenido en cuenta el cine en las salas. En 'Rondallas' sí hay esa ambición o esa intención de intentar hacer una película abiertamente popular, un cine familiar pero adulto que pueda convocar a la gente para ir al cine.—¿Cómo ve el presente del cine?—Se está produciendo más que nunca, pero no es un reflejo del tipo de consumo que hay. Te puedo poner el ejemplo de un amigo mío, David Serrano, que rodó 'Voy a pasármelo bien', una película que no fue mal en cines y que luego fue número uno en Amazon Prime Video. La secuela, 'Voy a pasármelo mejor', tenía muy buena pinta y parecía que podía funcionar muy bien, pero no ha funcionado nada en cines porque tengo la sensación de que la gente está esperando a la plataforma. La gente se ha acostumbrado a esperar porque los tiempos cada vez son menores. Se salvan los eventos, como 'Avatar'. Y de la parte técnica, te pongo otro ejemplo: tengo que reservar a mis jefes de equipo con un año de antelación, porque si no, ya están comprometidos con otras películas. O sea, es una barbaridad la cantidad de trabajo que hay, lo cual es maravilloso y creo que tiene mucho que ver con la llegada de las plataformas, con Netflix en cabeza. Por otro lado, me vuela la cabeza que haya tal cantidad de estrenos. Ni siquiera yo conozco todo lo que se estrena, y eso que intento ir a ver todo el cine español que se estrena. Pero es que claro, entonces, ¿qué hacemos? Tengo la sensación de que hay una burbuja y que además ya tenemos síntomas de que esa burbuja en Estados Unidos se está desinflando. Hay algo ahí que tiene pinta de ser un poco insostenible a nivel de tejido industrial. Pero ojalá me equivoque, claro. La pena es la pérdida de espectadores. Detalles del rodaje de 'Rondallas', arriba, con rondalleras reales; abajo, Daniel Sánchez Arévalo dando instrucciones a Judith Fernández y Fer Fraga—'Rondallas' se estrena el 1 de enero pero el 20 igual, cuando algún espectador quiera ir a verla, ya no estará en muchos cines por esa alta cantidad de estrenos…—'AzulOscuroCasiNegro', que va a cumplir 20 años, es una película que hoy día no tendría sitio para ser producida, y desde luego que no se convirtiera en una película... —De culto.—Sí, bueno. No sé, no tendría ese espacio porque no tendría un González Macho [Alta Films y Cines Renoir] que se decide a estrenarla y que, pese a que el primer fin de semana fue desastrosamente mal, la mantuvo y la mantuvo… Un año entero. ¡Estuvo un año en sus cines! Ahora, como hay tantas películas, tienen que ir haciendo hueco y te la juegas al primer fin de semana. Y si consigues que vaya bien, pues tienes garantías de aguantar. Pero esta cosa de que antes las películas podían multiplicar la recaudación inicial entre por 5 y por 10, hoy solo pasa en las películas-evento. Y cuando digo películas-evento me refiero también a 'Sirat' o 'Los Domingos', porque son películas que generan un debate en la sociedad, porque han tenido un éxito fulgurante en festivales, y entonces la gente tiene la curiosidad de ir a verlas..—Volviendo a 'Rondallas' con la memoria aún en 'AzulOscuroCasiNegro': aquí mantiene ese tono difuso entre el drama, la comedia, el amor… ¿Por qué le gusta desdibujar los márgenes?—Porque es el cine que me gusta también ver, supongo. Como espectador quiero que me toque de alguna manera. Siempre he querido perfeccionarme un poco en el oficio de mezclar la comedia y el drama. Por eso todas mis películas son muy corales, porque me permiten tocar diferentes hilos. Es lo que llevo intentando trabajar desde que empecé y en esta película esa combinación me ha quedado mejor envuelta.«Para 'La isla de Alice' estuve dos años solo escribiendo la novela, y fue una de mis épocas más felices. Ahora mismo no tengo ni ese espacio ni ese tiempo ni esa economía» Daniel Sánchez Arévalo—¿Y lo de tener actores jóvenes en el elenco? De todas sus películas siempre ha salido un nominado al Goya a mejor intérprete revelación… —Supongo que hay algo que a nivel vital y profesional me gusta: la energía que trae alguien que está empezando me engancha mucho, me hace sentir un poco más revitalizado, rejuvenecido incluso.—¿Va a volver a tardar cinco años en dirigir?—No, no… Una de las cosas que me ha pesado cuando ya he superado la barrera de los 50 años es que tengo necesidad de rodar con mucha más continuidad, y de hecho voy a rodar tres películas en un año y medio. Ya he terminado de rodar una película que se llama 'Cruzados', que es un original de Netflix que he hecho con Ramón Campos, mi productor, pero que la hemos escrito juntos porque es una idea original de él. Estoy preparando una película para rodar a finales de enero, con un guion que yo no he escrito que está basado en el pódcast 'El Tigre'... Va a ser un año y medio muy intenso, a ver si sobrevivo.Detalles del rodaje de 'Rondallas'—¿Y escribir? Desde que fue finalista del premio Planeta no ha vuelto a publicar…—Pues me encantaría. Tengo como dos proyectos empezados, pero el problema es que la escritura de una novela requiere un compromiso total; yo puedo compaginar montar una película, estar escribiendo otra, en preproducción de otra…, pero con la escritura no puedo. Para 'La isla de Alice' estuve dos años solo escribiendo la novela, y fue una de mis épocas más felices. Fue muy mágico para mí sentir que tenía ese espacio y ese dinero de poder estar dos años sin ganar un duro solo escribiendo. Ahora mismo no tengo ni ese espacio ni ese tiempo ni la economía, porque cuando tienes una hija hay que seguir alimentándola. También te digo, en mi vida he escrito tres novelas, pero no me siento novelista, no me atrevo a llamarme novelista.

