Janin Barboza, experta en protocolo: «Carmejn Lomana es una gran referencia de elegancia»
La Navidad es ese momento del año en el que todo se magnifica, las mesas, los regalos, las cenas… y también los errores. Mientras las celebrities se reparten entre cenas de gala, entregas de premios y reuniones familiares que acaban en portada, hay algo que nunca falla como termómetro de clase, el saber estar. De eso habla Janin Barboza en su libro 'Fundamentos prácticos de etiqueta y protocolo', una guía pensada para todos: «La etiqueta no es una cuestión de clase social».Janin Barboza, nacida en la ciudad Maracaibo en 1985, no cree en el protocolo como algo rígido ni elitista. Al contrario. «El protocolo es saber estar sin perder nuestra personalidad», explica. Una frase que cobra especial sentido cuando pensamos en alfombras rojas, galas internacionales o cenas navideñas donde las celebrities suelen saltarse el protocolo. «La comunicación no verbal es el 90% de lo que decimos» , señala. «La forma de sentarse, de mirar, de expresarse, incluso cuando alguien gana un premio, dice mucho más que las palabras». Y ahí es donde, según ella, muchas figuras públicas se equivocan.te recomendamos Así es la dieta que sigue David Bustamante antes de las navidades: «Quiero quedarme por debajo de mi peso» Laura G. Calleja Eugenia Silva «Estoy aprendiendo a vivir la recuperación sin prisa y escuchando a mi cuerpo» Laura G. CallejaNo se trata de vivir encorsetado, sino de entender el contexto. «La vida también está para vivirla, no podemos ser tan rígidos, pero hay momentos en los que hay que tener discreción, especialmente con la bebida en ciertas cenas», advierte, recordando esos titulares que surgen cuando una copa de más arruina una noche perfecta o una cena de empresa.Ejemplos a seguirCuando se le pregunta por referentes claros de buen protocolo en el mundo del famoseo, Janin no duda: «Meryl Streep» . Para ella, la actriz es el ejemplo perfecto de elegancia. «Tiene un comportamiento intachable, tanto en su vida personal como profesional. Sabe estar en cualquier evento social».En el lado masculino, su admiración se inclina hacia actores británicos como Tom Hiddleston , símbolo de esa elegancia clásica que no necesita artificios.«La forma de sentarse, de mirar, de expresarse, incluso cuando alguien gana un premio, dice mucho más que las palabras»Pero si hay un nombre que destaca especialmente cuando hablamos de España, ese es el de Carmen Lomana . «Ella maneja muy bien el protocolo social, el de vestimenta y el de comportamiento», afirma Janin con admiración. «La etiqueta la maneja muy bien. Es fantástica» . Ambas han coincidido en distintos eventos y lo tiene claro: «Es una de esas personas que saben estar, que entienden el contexto y que no necesitan impostar nada». Según la venezolana, Lomana representa esa elegancia que no se explica, se ejerce. La que no depende de modas ni de tendencias virales. La que, en tiempos de sobreexposición, sigue apostando por el gesto correcto, la palabra justa y la presencia impecable.Mesas en NavidadEn Navidad, la mesa se convierte en escenario principal. Y ahí, el protocolo vuelve a cobrar protagonismo. «Una mesa bonita te está diciendo 'te quiero'», explica Janin. No hace falta lujo excesivo: «Con lo que tengas en casa, con dedicación y amor, puedes hacer sentir bienvenida a una persona».Eso sí, hay reglas que no conviene olvidar: centros florales que no impidan la conversación, velas sin olor para no interferir con la comida y una disposición armónica que invite a compartir. «Una mesa puede ser muy espectacular, pero si no permite mirarse y hablar, deja de cumplir su función».Entre las tradiciones que ella ha incorporado de la cultura británica están los Christmas crackers, pequeños detalles que rompen el hielo y aportan un punto lúdico sin perder elegancia. «Rompen un poco el protocolo, pero de una manera divertida y familiar».¿Saltarse el protocolo?Incluso la realeza, recuerda Janin, sabe cuándo relajarlo. «Depende de en qué se lo salten. Si es para lograr algo positivo y cercano, claro que puede funcionar». La clave está en la intención y el contexto.En tiempos donde influencers jóvenes apuestan por la provocación y la vulgaridad como forma de visibilidad, ella lo tiene claro: «Para mí no vale todo. No hay que perder la personalidad, pero sí hay cosas que merecen respeto». Porque la educación, insiste, se aprende desde pequeños y se demuestra en los detalles más simples: cómo se come, cómo se agradece, cómo se escucha.
