José Antonio Zarzalejos: "Con Pedro Sánchez estamos viviendo en España bajo un trumpismo hispánico"
SOURCE:20 Minutos ES|BY:Jacobo Alcutén
Entrevista al veterano periodista José Antonio Zarzalejos, autor del libro 'La huella de Sánchez', en el que analiza la "degradación del sistema constitucional" bajo la presidencia de Pedro Sánchez.
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Basado en hechos observados y verificados directamente por nuestros periodistas o por fuentes informadas.
29 dic 2025 - 10:40
El principio del fin del sistema constitucional de 1978 tiene una fecha y coincide con la llegada de Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno, en junio de 2018. Así comienza el último ensayo del veterano periodista José Antonio Zarzalejos, La huella de Sánchez (La esfera de los libros), en el que analiza a fondo las legislaturas del actual jefe del Ejecutivo y explica minuciosamente cómo el "régimen sanchista" ha ido "desactivando" poco a poco "el equilibrio de poderes" y las "garantías democráticas" de un Estado de derecho. Lo peor, advierte, "está aún por llegar".
¿Por qué en el libro habla de "régimen sanchista" y no de "sanchismo"?
La diferencia entre un sistema constitucional y un régimen es que en el primero tienen un protagonismo fundamental las instituciones y los perfiles personales que las encabezan son contingentes, mientras que en el segundo ocurre exactamente lo contrario: el protagonismo absoluto es del líder y el perfil de las instituciones se diluye. Estamos, por lo tanto, ante un régimen, que empieza con una moción de censura constructiva en 2018 en la que Sánchez acumula fuerzas que ningún otro secretario general socialista, incluido Zapatero, habría podido imaginar. Se apoya en todas las fuerzas antisistema que tienen un compromiso contrario al de la Transición y la Constitución, como son Bildu, ERC o lo que entonces quedaba de CiU.
¿Cuáles son, a su juicio, los ataques más graves de Sánchez a las instituciones democráticas?
Me refiero fundamentalmente a que los mecanismos de reacción del sistema constitucional están desactivados por la colonización de las instituciones. Quizás el ejemplo más claro es la Fiscalía General del Estado, un órgano de relevancia constitucional, cuya misión es proteger la independencia de los tribunales, pero que ha sido titularizado primero por una ministra del Gobierno (Dolores Delgado) y luego por el jefe de su secretaría técnica, Álvaro García Ortiz, condenado por revelación de datos reservados. Esto es absolutamente inédito y supone un deterioro galopante del sistema constitucional.
¿Hay más?
La lista que perturba la percepción democrática es enorme. No hay Presupuestos desde hace tres años; se negoció la investidura en el extranjero, firmando pactos con condenados por malversación y prófugos de la justicia; se ha engañado al electorado asegurándole que la amnistía era inconstitucional o negando una financiación concertada con Cataluña; toda la política exterior que ha desplegado el Gobierno (Palestina, Sáhara, OTAN...) no está avalada por debates parlamentarios previos; el presidente se sustrae al control de las cámaras legislativas porque hace un año que no va al Senado y se ausenta frecuentemente en las sesiones de control del Congreso. Me parece una actitud desafiante hacia el sistema, pero Sánchez ya dijo que gobernaría con o sin el Parlamento.
En su libro llega a comparar al presidente con Donald Trump, ¿realmente se parecen?
Son antagónicos, pero a veces los extremos se tocan. Con Sánchez estamos viviendo en España bajo un trumpismo hispánico porque el sanchismo es muy parecido al trumpismo: los dos están destartalando los mecanismos de funcionamiento del sistema desde dentro del sistema. Aparte de la Fiscalía o la Abogacía del Estado, hay cinco árbitros internos del sistema creados para contrapesar dentro de la Administración General del Estado, que son la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la Comisión Nacional del Mercado y de la Competencia (CNMC), la Agencia de Protección de Datos, el Banco de España y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF). Salvo esta última, que va a relevarse en 2026, todos están controlados por el Gobierno. Si a eso añadimos la utilización de la SEPI para penetrar en empresas estratégicas, caso de Telefónica, o el control de RTVE, el CIS o el INE, pues llegas a la conclusión de que Sánchez ha ido desactivando los mecanismos que el propio Estado tiene para evitar el sectarismo. Es verdad que todos los presidentes han intentado arrimar el ascua a su sardina, pero ninguno de una manera tan descarada y aguda como Sánchez. No hay precedentes con Zapatero, Rajoy, Aznar o González.
El Gobierno ha sido muy crítico con la condena a García Ortiz, ¿cree que está deslegitimando al Tribunal Supremo?
Comparto la sentencia porque la valoración de la prueba es particularmente acertada. Tengo alguna reserva sobre la resolución porque el tribunal se olvida de explicar cómo en una institución absolutamente jerárquica no es posible que un documento de esa naturaleza se filtre sin que el titular de la institución, que era el fiscal general, lo sepa, lo acepte o lo conozca. Pero con esta reserva creo que la sentencia está bien articulada. Respecto a la reacción del Gobierno, creo que no ha sido crítico, sino confrontativo y deslegitimador del Tribunal Supremo. El presidente del Gobierno sigue diciendo que es inocente y me ha parecido verdaderamente escandaloso que la primera declaración pública de la nueva fiscal general, la señora Peramato, sea decir que admira mucho a su predecesor. Hombre, si usted tiene que perseguir a los delincuentes, no se ponga como referente a un infractor del Código Penal.
Es escandaloso que la nueva fiscal general diga que admira a su predecesor. Hombre, si usted tiene que perseguir a los delincuentes, no ponga de referente al infractor
Dentro de esa colonización de las instituciones que nombra también señala al Tribunal Constitucional y a su presidente, Conde-Pumpido. ¿Cree que anulará la condena a García Ortiz?
Conde-Pumpido es un señor con una trayectoria política y judicial muy larga, que tiene una relación de tensión o, incluso, enemistad manifiesta con la Sala Segunda del Tribunal Supremo, de la que formó parte, pero no llegó a presidir. El Constitucional se está comportando como un tribunal de casación y ese es un asunto que va a dirimir pronto la justicia europea porque la Audiencia de Sevilla elevó una cuestión prejudicial para que valore si está invadiendo la jurisdicción ordinaria del Supremo en el caso de los ERE. Y ocurrirá lo mismo si revoca el auto que considera que Puigdemont no se tiene que beneficiar de la Ley de Amnistía o si acaba admitiendo un recurso de amparo de García Ortiz porque la sentencia del Supremo rebate todas las posibilidades que podría aducir sobre una supuesta vulneración de sus derechos constitucionales.
La mentira y el engaño es otro de los aspectos en los que profundiza en su radiografía de Sánchez.
La responsabilidad es absolutamente íntegra de Sánchez porque no es cierto eso de que no ha tenido otra alternativa. Antes que buscar apoyo parlamentario en partidos antisistema pudo haber dejado que gobernara el PP en solitario y también pudo haberse aliado con Ciudadanos. En última instancia, existe la opción de entenderte con el principal partido de la oposición. No hace falta un Gobierno de coalición, sino un entendimiento en los grandes asuntos de Estado, como Presupuestos, modelo territorial o política exterior. Es algo que ha ocurrido en Alemania y en muchos otros países. Lo indefendible es aliarte con partidos que acaban de protagonizar un golpe sedicioso en Cataluña en 2017 o con Bildu, una coalición con un núcleo de Sortu legatario de Herri Batasuna, que sigue alimentando la legitimación de ETA. Hay que recordar que Jordi Turull y Oriol Junqueras están condenados por malversación e inhabilitados, que Puigdemont está proscrito de la justicia y que Otegi tiene condenas por pertenencia a banda armada. Esos son los socios de Sánchez y apoyarte en ellos perturba completamente la política española.
No es cierto que Sánchez no ha tenido otra alternativa: pudo haber dejado que gobernara el PP en solitario y también pudo haberse aliado con Ciudadanos
Las encuestas demuestran que los ciudadanos apoyan los grandes pactos de Estado y un entendimiento entre PSOE-PP, ¿por qué a día de hoy parece ciencia ficción?
Porque el modelo de negocio de Sánchez es el populismo y mantener la confrontación. Eso es lo que le sostiene en el poder y no el acuerdo con la oposición. Antes de presentar la moción de censura de 2018, Sánchez se había quedado en 85 y 90 diputados en las elecciones anteriores y llegó a la conclusión de que siempre estaría en cifras parlamentarias insuficientes para gobernar. Su análisis fue que los partidos socialistas estaban a la baja en muchos países (Francia, Italia, Alemania, Portugal...) y que con un PSOE tradicional no tenía nada que hacer, así que puso en marcha una maniobra de radicalización, como hizo Mélenchon con la Francia Insumisa. Por eso es muy probable que, si las causas judiciales no le detienen, veamos una especie de Frente Popular plurinacional en las próximas elecciones, al estilo francés. Sea en 2026 o 2027, Sánchez comparecerá ante los electores del brazo de todos los partidos de izquierda radical y plurinacionales.
Los casos de corrupción están cercando al PSOE y al entorno de Sánchez, ¿pueden acabar tumbando al presidente?
Estamos descubriendo que ya no son casos personales localizados en Ábalos, Cerdán o Koldo, sino que hay tramas organizadas, como el caso hidrocarburos, la SEPI o las mascarillas; y además estamos viendo comportamientos verdaderamente ínfimos como el de Leire Díez. También habrá que ver qué pasa con la financiación del partido socialista, donde ya hay un procedimiento de investigación penal. Pero lo más preocupante para el PSOE es la corrupción moral o ética porque hemos visto impostura en los valores de referencia del progresismo, como puede ser el feminismo. Ábalos era un putero que se proclamaba feminista porque era socialista y tenemos el caso Salazar, otro hombre del núcleo duro, que fue propuesto como adjunto a la Secretaría de Organización del PSOE y que ha sido acusado de acoso sexual. Naturalmente, todo esto le puede crear una serie de dificultades y de contradicciones insuperables a Sánchez, pero si sus socios le mantienen con vida, aunque sea de forma agónica, pues él seguirá porque considera que se defiende mejor dentro de la Moncloa, que fuera.
Si sus socios le mantienen con vida, aunque sea de forma agónica, Sánchez seguirá porque considera que se defiende mejor dentro de la Moncloa, que fuera"
El nombre de Zapatero se relaciona últimamente con prácticas un tanto opacas, como el rescate de Plus Ultra. ¿El expresidente es una figura clave dentro del sanchismo?
Sánchez y Zapatero no tenían una buena relación en 2016. Es más, Zapatero no le apoyó para ser secretario general porque apostó por Susana Díaz. Lo que ocurre es que Sánchez necesitaba una referencia histórica para colgarse de un antecedente y se encuentra con que Zapatero, entregado a determinadas prácticas del lobismo y de intermediación, le sirve para esa función. Y entonces crean entre los dos una sociedad de recíprocos beneficios. ¿Hasta cuándo y hasta dónde? Pues yo veo que Zapatero lo tiene casi tan mal como Sánchez, y Sánchez lo tiene casi tan mal como Zapatero. Sobre todo porque los intereses en torno a la relación de Zapatero con Venezuela son tóxicos y le pueden dar un disgusto.
En el PSOE han surgido voces muy críticas con Sánchez, como Page o como lo fue Lambán, pero apenas han tenido capacidad para discutir su liderazgo en el partido, ¿por qué?
Porque el partido socialista se ha convertido en una organización en la que no existen los contrapesos ni los sistemas de control interno. Lo que hemos visto es, precisamente, que dos secretarios de Organización de la personalísima confianza del presidente del Gobierno han campado a sus anchas porque el partido estaba disecado. En el PSOE ya no hay organicidad y, en estos momentos, es más una plataforma personal del líder que un partido político. No puede haber reacción dentro del PSOE, más allá de la que puedan representar ahora las mujeres, que están más movilizadas ante los recientes casos de machismo, abusos y prepotencias que han salido a la luz.
En el PSOE ya no hay organicidad y, en estos momentos, es más una plataforma personal del líder que un partido político
En el libro insinúa que hay cierto "temor" hacia Sánchez, ¿despierta miedo entre sus compañeros de partido?
Personalidades tan complejas como la del presidente del Gobierno tienen un poder hipnótico sobre unos entornos no particularmente brillantes. Él no elige a los mejores, sino a personas que sean dóciles y de su confianza. La mayoría de los miembros del Gobierno no han cotizado a la Seguridad Social en la empresa privada ni como autónomos y su modus vivendi depende por entero de Sánchez. Se han vinculado a él de una forma temeraria, casi suicida. Además, Sánchez los mantiene en el cargo hasta que se abrasan. Tenemos, por ejemplo, al ministro del Interior más longevo de la democracia, el señor Marlaska, que está absoluta y totalmente fundido, pero al que no le deja marcharse y lo tiene sentado en la silla eléctrica del Consejo de Ministros.
Sánchez tiene un poder hipnótico sobre entornos no particularmente brillantes. Él no elige a los mejores, sino a personas que sean dóciles y de su confianza"
También hace referencia al "síndrome de hubris" o enfermedad del poder. ¿Sánchez está enfermo de poder?
El síndrome de hubris aparece en una obra muy conocida del político y psiquiatra británico David Owen, que estudió esa patología, la ebriedad del poder, que podríamos traducir en España como síndrome de la Moncloa. Yo me alejo de las palabras enfermedad y patología, pero diría que Sánchez tiene unos rasgos extraordinariamente acusados de narcisismo. Uno de los psiquiatras con los que hablé para escribir ese capítulo, me decía que Sánchez es un hombre circular, en el sentido de que todas las decisiones las toma en función de sus intereses personales, todo empieza y acaba en él.
¿Por qué advierte de que los efectos del sanchismo pueden ser irreversibles?
Porque la Constitución se interpreta también con usos y los usos que ha empleado Sánchez son derogatorios. Por ejemplo, si llega un nuevo presidente del Gobierno y no presenta los Presupuestos Generales, dirá que ya ha ocurrido y no pasó nada. Lo mismo si coloca a un ministro de Justicia como fiscal general. Quiero decir que Sánchez ha dejado en la conciencia colectiva una inercia de incumplimiento y deslealtad hacia la Constitución que puede ser irreversible. Se puede normalizar la anormalidad constitucional porque, además, existe una izquierda mediática que ha amparado estos usos derogatorios de la Constitución.
Respecto al futuro, prevé que Sánchez pactará un referéndum consultivo en Cataluña y que, incluso, podría aceptar un plebiscito sobre la monarquía, ¿ve a Sánchez capaz de cualquier cosa para seguir en la Moncloa?
Sí, no tengo ninguna duda de lo que será capaz de hacer este señor. En primer lugar, la consulta en Cataluña ya está contemplada en sus pactos con los secesionistas, de una manera sugerida, pero es que el propio Salvador Illa la apoya. Creo que esa es una baza que tiene Sánchez para retener el apoyo de los independentistas catalanes y estoy convencido de que aceptará una consulta mediante una interpretación fraudulenta del artículo 92 de la Constitución. Respecto a la segunda cuestión, creo que la monarquía tiene una enorme debilidad en el artículo 57.1 de la Constitución, que establece la prevalencia del varón sobre la mujer en el orden sucesorio. Eso hay que cambiarlo antes o después, pero para hacerlo hay que ir al procedimiento agravado, que implica un referéndum y que podría plantearse perfectamente como un plebiscito sobre la propia monarquía. Eso es lo que vienen deseando la izquierda radical y el independentismo desde hace mucho tiempo.
¿Cómo explica que, a pesar de todo lo que ha nombrado anteriormente, Sánchez mantenga un considerable colchón de votos según las encuestas, sobre todo la del CIS?
El CIS no lo tengo en cuenta porque si fuera mínimamente verosímil, Sánchez ya habría convocado elecciones anticipadas, pues las ganaría sobradamente con el apoyo de Sumar, pero está claro que ni él mismo se lo cree. Las encuestas del CIS solo son una operación performativa para intentar crear una realidad artificial al servicio del Gobierno. Dicho esto, cuando radicalizas y visceralizas tanto el debate público, siempre te garantizas un porcentaje de voto. De todos modos, hemos tenido elecciones en Extremadura y en 2026 las tendremos en Aragón, Castilla y León y Andalucía, donde el partido socialista va a obtener muy malos resultados, según dicen las encuestas. Y en dos de esas comunidades, Aragón y Andalucía, las candidatas son personas de la íntima confianza de Sánchez, Pilar Alegría y María Jesús Montero. Si son derrotadas con claridad, será un golpe duro para el presidente.
¿Contempla un adelanto de las elecciones generales?
Lo único que creo es que Sánchez va a intentar resistirse a convocarlas como gato panza arriba porque para él son un veredicto de derrota que quiere aplazar a toda costa. Sabe perfectamente que la suma de fuerzas entre el PP y Vox establece un veredicto de derrota para él.
¿Cómo valora la oposición del PP? ¿Ha sabido explotar todos los excesos del sanchismo que denuncia en su libro?
El tratamiento de la oposición también daría para un monográfico, pero creo que en general no lo ha aprovechado bien por una razón fundamental y es que el PP ha estado jugando hasta ahora con unas reglas derogadas por Sánchez. Feijóo forma parte de la cultura de la Transición y, por lo menos hasta hace muy poco, ha estado respetando unas reglas que Sánchez había cambiado hace tiempo. Por otra parte, el PP no ha sabido o no ha querido incorporar a personas más brillantes y veo una falta de capacidad estratégica y de talento. Por lo tanto, sí, hay una cuota de responsabilidad de la oposición, que probablemente no ha optimizado todos los recursos en su mano para contener el sanchismo.
Hay una cuota de responsabilidad de la oposición, que probablemente no ha optimizado todos los recursos en su mano para contener el sanchismo
Sánchez ha sabido azuzar el miedo a Vox, ¿eso le ha pasado factura al PP?
Vox es el gran argumento de Sánchez y probablemente le funcionó en julio de 2023, pero es algo que ya ha dejado de funcionar. La prueba es que Vox tiene sus caladeros de voto en clases populares afectadas por determinados problemas de carácter social, como ha ocurrido en Francia, y también en los jóvenes con pocas expectativas de futuro. Y la gran pregunta es, ¿por qué no se puede pactar con Vox, pero sí se puede pactar con Bildu? Eso es algo que no entiendo. Vox es extrema derecha, pero es que los señores de Sortu proceden de una banda terrorista. Si dicen que Bildu, ERC o Junts son legítimos representantes de los ciudadanos españoles, ¿cómo no lo van a ser los 31 diputados de Vox a los que han votado millones de españoles?
El Gobierno suele esgrimir en su favor que los datos macroeconómicos de España son buenos, ¿puede presumir Sánchez de su gestión económica?
Los datos macro van bien porque está creciendo el PIB, pero la razón hay que buscarla en el incremento veloz de la demografía española debido a la inmigración: en los últimos cinco o seis años ha aumentado en 2 millones de personas, que han ocupado fundamentalmente los trabajos de menor valor añadido, con bajísimas retribuciones. Sin embargo, el bienestar de la población no se mide por incrementos del PIB, sino por renta per cápita y ahí vemos que España está en niveles de 2019 cuando estamos ya a las puertas de 2026. Además, seguimos liderando el desempleo en la franja juvenil y la inflación está golpeando mucho más a las necesidades primarias que a las secundarias. Si a eso se une la enorme crisis de vivienda, vemos que en términos de bienestar existen unos déficits enormes, aunque algunos datos macro puedan ir bien.
José Antonio Zarzalejos (Bilbao, 1954)
Periodista
Licenciado en Derecho, periodista y escritor. Ha sido director de los periódicos 'El Correo' y 'ABC', además de columnista y colaborador en diversos medios de comunicación. Entre sus libros figuran 'Felipe VI, un rey en la adversidad' (Planeta, 2021) y 'La sonrisa de Julia Roberts: Zapatero y su época' (Chronica, 2011), entre otros. Ha sido director editorial de la serie documental 'El desafío: ETA', de Amazon Prime Video.