La capilla del instituto más antiguo de Madrid recupera su cielo barroco
Durante años, la bóveda de la capilla de la Inmaculada del IES San Isidro –antiguamente conocido como el Colegio Imperial de Madrid y Reales Estudios de San Isidro– ha convivido con el desgaste. Humedad, manchas, ampollas, descamaciones. Hasta se dejaba ver el estrato anterior debido a las grandes grietas que asaltaban su muro. Pequeños orificios, fruto algunos de antiguas mediciones para realizar el dibujo, fragmentaban la superficie pictórica. Por no hablar de otras pequeñas fisuras, visibles y distribuidas por el soporte, a pesar de las intervenciones realizadas a finales del siglo XVIII, comienzos del XIX y en 1985. Las pinturas, realizadas por Juan Delgado (1675-1731), discípulo del gran Claudio Coello, constituyen un destacado ejemplo de la técnica de la 'quadratura', un género pictórico de origen italiano vinculado al trampantojo y a la ilusión arquitectónica. En la bóveda se despliega la visión del Apocalipsis de San Juan, con la Inmaculada como eje central de la composición y la figura de Dios extendiendo su mano hacia ella. Ante esta situación, la Comunidad de Madrid ha llevado a cabo la restauración integral de las pinturas murales que cubren la bóveda de la capilla, una actuación destinada a frenar el deterioro, recuperar la estabilidad del soporte y restituir la correcta lectura del conjunto decorativo, «elemento de valor indiscutible en la historia de la educación en España». Así, los trabajos de restauración se estructuraron en tres fases, correspondientes a distintas áreas del mural. En una primera etapa se efectuó una limpieza superficial mediante aspiración, con el fin de eliminar el polvo acumulado y las telas de araña adheridas a la superficie. Posteriormente, se procedió a la eliminación de los repintes ajenos a la obra original, mayoritariamente mediante intervención mecánica con bisturí. Aquellos repintes que no pudieron ser retirados fueron reintegrados con colores pastel.Noticia Relacionada BAJO CIELO reportaje Si Madrid imperial Alfonso J. Ussía Puede que en ese espíritu radique la historia de una España que brilla en azules y cielo despejado aquí en la plaza de OrienteA continuación, se eliminaron las sales presentes en el soporte, se llevó a cabo la fijación de la capa pictórica y se consolidaron las zonas que presentaban mayor fragilidad. Asimismo, se rellenaron las oquedades, fisuras y grietas de mayor tamaño, responsables de un notable impacto estético. Las pérdidas más significativas –entre ellas los agujeros de clavos, las grandes grietas y la zona de los Mercedarios– se reintegraron mediante la técnica del 'tratteggio', método de reintegración que consiste en rellanar las áreas perdidas de una obra dañada con rayas muy finas verticales y paralelas de colores puros. Esta actuación se enmarca en un edificio de excepcional relevancia histórica. El Instituto de Enseñanza Secundaria San Isidro tiene su origen en el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, un centro educativo jesuita fundado por Felipe IV en 1625, en el casco histórico de Madrid –calle Toledo–, junto a la Real Colegiata de San Isidro, que durante un siglo, cabe recordar, fue la catedral de la ciudad (se le concedió esa categoría con carácter provisional al crearse la Diócesis de Madrid-Alcalá en 1885), hasta que tomó el relevo la Almudena. En su altar mayor se encuentra el sepulcro de San Isidro, patrón de la ciudad. Por ello, de este templo sale en Semana Santa la procesión de la Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad de Jesús del Gran Poder y la Esperanza Macarena.Imágenes de los trabajos de restauración ComunidadEl centro, considerado el instituto público de educación secundaria más antiguo de España, celebra este año su 400 aniversario y mantiene su actividad educativa en la sede original del colegio. En el interior del inmueble se conserva la capilla de la Inmaculada, edificada por la Apostólica y Real Congregación de Nuestra Señora de la Concepción y accesible desde el Patio de los Estudios. Se trata de un espacio de una sola nave, construido en fábrica de ladrillo sobre una base de mortero de cal y pedernal, cubierto a dos aguas con teja curva y con unas dimensiones de 18,92 metros de largo, 10,87 de ancho y una altura máxima de 10,23 metros. La bóveda de yeso que cubre el espacio, reconstruida en 1723, vuelve hoy a presentarse en condiciones adecuadas para su conservación y contemplación.
