La fortuna de BIMBA Y LOLA: las prendas que son una suerte recibir y regalar
De repartir suerte en su campaña ‘La Fortuna’ a atraer el segundo premio de la Lotería, la marca ha acabado protagonizando un cuento navideño sobre la importancia de regalar que continúa en esta selección de prendas
Hay cosas que solo pueden ocurrir en Navidad. Llamémoslo magia, destino o simplemente, casualidad, pero BIMBA Y LOLA ha acabado protagonizando la campaña más redonda de estas fiestas. La marca arrancaba diciembre repartiendo, literalmente, fortuna: el icónico quiosco madrileño de la Glorieta de Bilbao se transformó en una administración efímera de ‘rasca y gana’, La Fortuna, con el fin de amenizar la espera navideña y premiar a su comunidad. Sin embargo, como la realidad siempre supera al storytelling, la suerte le fue devuelta por duplicado.
Mientras BIMBA Y LOLA repartía dulces navideños y premios exclusivos por las distintas ciudades españolas -la marca se alió con la chef Ángela Gimeno para lanzar una serie de turrones navideños, algunos, premiados con golden tickets para canjear en sus tiendas-, serían sus propios empleados quienes terminarían recibiendo el golpe de suerte definitivo: el segundo premio de la lotería de Navidad. Una especie de fashionkarma que parecía decir: si repartes alegría, tarde o temprano, vuelve a ti.
La Fortuna de BIMBA Y LOLA, más que una acción puntual, ha funcionado como un cuento pop sobre la importancia de celebrar lo cotidiano y reinterpretar las tradiciones desde el humor y lo colectivo. Ese es el espíritu que también envuelve esta selección de regalos: zapatillas con vocación hedonista, bolsos que llevan la fantasía al gesto diario o accesorios joya que iluminan los días más fríos del invierno. En definitiva, todas esas piezas que es una suerte recibir y, sobre todo, tener a quién regalárselas.
Bailarina deportiva
La bailarina se emancipa del armario preppy para coquetear con el balletcore o la nostalgia Y2K y configurar iconos como este. Un modelo deportivo que parece pasado por el filtro introspectivo de Sofía Coppola, donde convive la delicadeza del satén rosa, la excentricidad del estampado animal y una innegable vocación rebelde.










