La UE reforzará sus fronteras frente a pesticidas, antibióticos y hormonas procedentes de Mercosur
Tras más de veinte años de negociaciones, la Comisión Europea se precia de que el acuerdo comercial que ha consensuado con los países del bloque Mercosur (formado por Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina) es el más estricto hasta la fecha en lo que refiere a la protección a los agricultores del Viejo Continente, pues está repleto de cláusulas de salvaguardia para activar cuando sufran un desplome de precios en Europa y contiene cuotas de importación (cantidades que podrán entrar libres de arancel) muy limitadas para los productos agroalimentarios considerados 'sensibles'; es decir, los que también se producen en la UE. Sin embargo, esto no ha servido para seducir a Francia e Italia, que siguen oponiéndose al acuerdo -a diferencia de España, junto a los países del norte-. Y una de las razones de esta oposición es la certidumbre de que de nada servirán las exigencias formales que ha impuesto Bruselas al texto si los países sudamericanos no pueden garantizar que cumplen con las normas que se exigen para vender en la UE, y los Estados miembro, que vigilan sus fronteras con el suficiente celo para detectar ilegalidades; por ejemplo, la entrada de pesticidas, plaguicidas, hormonas y antibióticos prohibidos en la UE. No es un tema menor, pues dentro del sector primario europeo existe preocupación en cuanto a la calidad de la producción en Mercosur y la competencia desleal que plantea. Sirva de ejemplo el caso de la carne de vacuno, pues en los últimos meses las autoridades aduaneras europeas han localizado hasta tres partidas con origen en Brasil sospechosas de contener hormonas ilegales, según se refleja en los registros del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (Rasff) , una herramienta que usan los Veintisiete para compartir información sobre amenazas contra la salud pública.De hecho, hace apenas un mes la organización agraria irlandesa Irish Farmers' Association (IFA) publicó un estudio que no deja en buen lugar a los ganaderos brasileños. Tras un viaje a lo largo de varios estados de ese país, los investigadores del IFA aseguraron que habían podido adquirir antibióticos inyectables sin receta y habían visitado granjas y mataderos en los que los animales no tenían etiquetas. Es más, los miembros de esa expedición explican a ABC que fueron testigos del mercadeo con etiquetas removibles y la inexistencia de una base de datos nacional operativa de animales o explotaciones. De hecho, la última auditoría realizada por la Comisión Europea en ese país (en el verano de 2024) arrojó unas conclusiones preocupantes. José María Castilla, portavoz de Asaja , ha compartido con este diario el documento, en el que se lee que las autoridades de Brasil «no están en condiciones de garantizar la no utilización» de la hormona oestradiol 17β -un promotor del engorde de las reses prohibido en la UE- por parte de sus ganaderos. Tanto es así que tras ese descubrimiento Brasil tuvo que suspender temporalmente las exportaciones de carne de hembras a la UE. Sospechas de descontrol en las aduanas Una auditoría de la UE en Brasil determinó que las autoridades de ese país no pueden garantizar la ausencia de hormonas en la carneLas organizaciones agrarias temen que estos casos sean solo la punta del iceberg, y no ayuda el hecho de que la propia Comisión haya reconocido que hay un problema con el control de las importaciones agroalimentarias. Como ya explicó ABC , en un encuentro con periodistas españoles el pasado 4 de noviembre, el comisario europeo de Agricultura, Christophe Hansen, reprendió a los Estados miembro -Bruselas pone las normas pero las autoridades nacionales fiscalizan su cumplimiento- por no vigilar las aduanas lo suficiente. «Tenemos las reglas fitosanitarias más estrictas del mundo, pero las reglas más estrictas solo valen si tenemos suficientes controles», llegó a decir Hansen.+50% Incremento de controles Bruselas se ha comprometido a aumentar las auditorías que realiza en terceros países para fiscalizar el uso de sustancias prohibidasBruselas quiere ofrecer a los países que se oponen al acuerdo comercial alguna garantía de que no entrarán productos ilegales, por eso el pasado nueve de diciembre anunció que iba a aumentar en un 50% el número de auditorías que realiza en terceros países y en un 33% las que lleva a cabo en los puestos europeos de control fronterizo. Sin embargo, la UE jamás podrá garantizar que los agricultores y ganaderos de Mercosur se les exigirán los mismos estándares de producción que existen en Europa y eso quedó demostrado durante la negociación 'expres' que tuvo lugar hace ahora dos semanas en Bruselas. Durante la cuenta atrás para la firma definitiva del acuerdo -prevista originalmente para el 20 de diciembre-, el 16 de diciembre el Parlamento Europeo trató de endurecer sustancialmente las cláusulas de salvaguardia previstas en el texto al aprobar sendas enmiendas que incluían un mecanismo para reactivar de forma más rápida los aranceles de los productos sensibles en caso que los precios en Europa se desplomen y, lo más importante, el compromiso de eliminar las exenciones arancelarias a los agricultores sudamericanos si estos no cumplen con los mismos requisitos de calidad que imperan en la UE. A nadie se le escapa que esta última petición era quimérica, más aun teniendo en cuenta que los países del Mercosur podían interpretarla como una modificación de los términos del pacto que obligara a renegociarlo. De hecho, y según explica a ABC el eurodiputado popular Gabriel Mato , los expertos de Bruselas advirtieron de que esa enmienda podía ser contraria al derecho internacional. Por eso, en una negociación 'in extremis' con el Consejo Europeo -léase, los Estados- las dos partes acordaron sustituirla por una declaración en la que la Comisión se compromete a garantizar « una mayor armonización de las normas de producción aplicadas a los productos importados, en particular en materia de bienestar animal y pesticidas ». Además, Bruselas promete estudiar posibles reformas legislativas que aumentarán las exigencias de bienestar animal en terceros países y el control sobre la entrada de plaguicidas y pesticidas en la UE. Bruselas se compromete a firmar el pacto en eneroPor lo demás, el texto consensuado entre el Consejo, el Parlamento y el Ejecutivo -que deberá pasar otra vez por la Eurocámara- también incluye el compromiso de eliminar las exenciones arancelarias en caso de que las importaciones de los productos sensibles se incrementen un 8% en comparación con la media de los últimos tres años o de que los precios caigan un 8% en el mismo período. Es una solución de consenso, a medio camino entre lo que querían los eurodiputados y el equipo de Von der Leyen.
