Macron cierra su peor 'annus horribilis' desde que asumió la presidencia
Emmanuel Macron disputa a François Hollande el título de peor presidente de la V República, precipitando a Francia en la crisis institucional , política, social y cultural más grave de la historia del régimen fundado por el general Charles de Gaulle entre 1958 y 1962.El mes de junio de 2017, semanas después de su primera elección presidencial, Macron contaba con un 57% de opiniones positivas entre los franceses. Ocho años más tarde, el mes de noviembre pasado, solo un 11% de los franceses tenían buena opinion de su presidente, cuando un 84% desconfiaban del jefe del Estado. Solo François Hollande , su antecesor en el cargo, ha tenido una cota tan baja de rechazo popular.¿Puede mejorar o empeorar la impopularidad de Macron, a 17 meses del fin de su mandato presidencial? Todo parece indicar que puede empeorar. La impopularidad del presidente francés obedece a razones institucionales y decisiones personales.Noticia Relacionada estandar Si Francia, víctima de miles de ciberataques prorrusos Juan Pedro Quiñonero Europol y el ministerio francés del Interior han confirmado que el grupúsculo criminal 'NoName' es el autor de ciberataques contra La Poste (Correos), que han provocado millares de retrasos y desaparición de letras y paquetes coincidiendo con NavidadLa Constitución de la V República concede al presidente poderes excepcionales de los que no gozan ningún otro presidente o jefe de Estado en ninguna democracia occidental. A lo largo de ocho años de una doble presidencia, inconclusa, Macron ha 'compartido', en cierta medida, el crisol de catástrofes que han degradado la vida pública nacional. Pero, al mismo tiempo, él tomó personalmente decisiones de una gravedad desastrosa para Francia y su funcionamiento institucional.Entre los desastres relativamente compartidos con sus gobiernos, hay un rosario de crisis graves, percibidas con mucha inquietud por la opinión pública: inmigración «incontrolada», crecimiento de la violencia en la periferia de París y las grandes ciudades, crisis económica sin precedentes, crecimiento amenazante de los déficits del Estado y la deuda pública, aparición de una Francia multicultural que modifica profundamente las relaciones sociales, en 'beneficio' de la extrema izquierda y la extrema derecha, las dos fuerzas mayoritarias en la Asamblea Nacional, la primera cámara del Parlamento.Situación apocalípticaEn el terreno económico, el analista de referencia Marc Touati resume la crisis de este modo: «Macron ha incrementado la deuda y los déficits de manera desastrosa. La situación económica nacional es de 'Apocalypse Now', un 'apocalipsis' desastroso. Y puede empeorar, víctima de una crisis política e institucional sin precedentes».En el terreno político, Gérard Courtois , exdirector de 'Le Monde', agrega: «Con grandes ambiciones durante su primer mandato, Macron ha quedado reducido al puesto insignificante de un gestor de expedientes, con una credibilidad y legitimidad muy degradadas; un presidente devaluado, encerrado en sus certidumbres, miope, lejos de la realidad, dispuesto a perdurar pase lo que pase, desastroso».François Villeroy de Galhau , gobernador del Banco de Francia, referencia canónica, ha resumido la 'herencia' que está dejando Macron con esta sentencia: «Nos encontramos en una situación de urgencia absoluta».Reelegido presidente el mes de abril del 2022, gracias al apoyo de socialistas y comunistas, que deseaban evitar la elección de Marine Le Pen como presidenta de la República, Emmanuel Macron se encontró inmediatamente en una situación política personal muy incómoda: sin partido político propio, apoyado por varios grupúsculos centristas enfrentados entre sí. Estos contaban con proyectos denunciados por todas las izquierdas y todas las derechas. Ante este escenario, Macron tomó la decisión más catastrófica de su vida política… la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas en junio y julio del 2024.El presidente esperaba que los franceses le diesen una mayoría política parlamentaria para poder gobernar. Ocurrió exactamente lo contrario: las elecciones legislativas anticipadas del año pasado confirmaron a Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), el partido de Marine Le Pen , como primer partido de Francia, seguida de La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda), el partido de Jean-Luc Mélenchon .Francia entraba en la crisis institucional más grave del Régimen, víctima de una decisión personal de Macron. Por vez primera en la historia, la extrema derecha tenía más votos y diputados que todas las izquierdas juntas.Por vez primera en la historia del Régimen, el jefe del Estado estaba literalmente solo: Macron había sido incapaz de crear un partido propio; los minúsculos partidos que lo apoyaban no tenían mayoría, necesitados de apoyos de la izquierda socialista. Muy mayoritaria, la extrema derecha era 'víctima' de la oposición del resto de las fuerzas políticas nacionales.Laberinto sin salidaEntre julio y septiembre del año pasado, Francia estuvo sin gobierno. Presidente ultra solitario, solo, aislado, sin poder tomar decisiones prácticas ni diplomáticas, a falta de un gobierno mínimo, Macron terminó nombrando primer ministro a Michel Barnier , conservador europeísta, excomisario de la UE.Barnier tardó tres meses y medio en verso forzado a dimitir, en diciembre del año pasado. Sus contorsiones políticas, sus concesiones a las izquierdas y las derechas, fueron harto insuficientes para negociar unos presupuestos del Estado. Macron se vio forzado a aceptar su dimisión y nombrar un nuevo primer ministro, François Bayrou , viejísimo 'camaleón' de la vida política nacional.Bayrou duró nueve meses en el cargo, con unos resultados sencillamente nulos: nueve meses perdidos para Francia, víctima de un presidente con un Gobierno incapaz de negociar unos presupuestos del Estado rechazados por el resto de las fuerzas políticas nacionales.A primeros de septiembre, Macron nombro a su sexto jefe de Gobierno en año y medio de crisis, Sébastien Lecornu , sin experiencia gubernamental, que ha hecho muchas concesiones a los socialistas, sin conseguir la aprobación de los presupuestos nacionales. Macron se ha visto forzado a aceptar el abandono de sus frágiles reformas, como la supresión de la edad de jubilación a los 62 años. Desastre nacional y personal con un costo diplomático internacional que instala al presidente francés en el podio de la insignificancia gesticulante.A primeros de septiembre, Macron nombró a su sexto jefe de Gobierno en año y medio de crisisDurante muchas décadas, la construcción política de Europa se fundó en el difunto eje franco-alemán, la complicidad de Francia y Alemania. Berlín ha terminado descubriendo la imposibilidad de hacer grandes proyectos con un presidente francés sin el poder imprescindible para tomar decisiones ejecutivas de cierta envergadura.La crisis económica precipitada por el macronismo ha instalado a Francia en la 'cola' de la zona euro. Los gobiernos presididos por Macron han hundido la credibilidad económica nacional, degradada por las grandes agencias de notación financiera internacional, como Moody's y S&P.Imposible 'intervenir' en la escena política nacional, sin partido, víctima del acoso de las derechas y las izquierdas, Macron intenta 'refugiarse' en la gesticulación internacional, viajando y tomando posiciones ultra teóricas sobre las grandes cuestiones mundiales, de Ucrania a Palestina, criticando verbalmente a Donald Trump y Vladímir Putin , asociándose al canciller de Alemania, Friedrich Merz , y el primer ministro ingles, Keir Starmer , que tampoco se encuentran en situaciones muy boyantes, víctimas de crisis nacionales de distinta naturaleza.La crisis económica precipitada por el macronismo ha instalado a Francia en la 'cola' de la zona euroEl segundo mandato presidencial de Macron termina en la primavera del 2027. Un número creciente de políticos y analistas de referencia piden su dimisión, para intentar sacar a Francia de la histórica crisis en curso. Macron confirma sistemáticamente que llegará hasta el fin de su mandato, sin descartar, en absoluto, nuevas crisis de gobierno, si Marine Le Pen y la extrema izquierda no deciden presentar y votar una moción de censura, exigiendo elecciones legislativas anticipadas.
