Mikel Izquierdo, catedrático de Educación Física y Deportiva: “Hay que tratar el ejercicio como un fármaco”
El investigador de la Universidad Pública de Navarra considera que no hacerlo no sería ético dado el conocimiento que se tiene sobre sus efectos
Mikel Izquierdo (Pamplona, 55 años) lleva casi tres décadas siendo profesor del Máster en Alto Rendimiento Deportivo del Comité Olímpico Español, pero dice que la competición más interesante no está en bajar décimas en una pista, sino en evitar que la cama inmovilice a una persona mayor. Envejecer bien, dice, es “conservar la fuerza para moverse, una mente clara para decidir y la capacidad de recuperarse rápido cuando la vida tropieza”. Y para conseguirlo, el ejercicio es clave.
Aplicando los mismos principios que utilizaba en el alto rendimiento —medir, individualizar y progresar— ha visto cómo el ejercicio se puede convertir en una medicina para combatir la fragilidad, que se ve en la ralentización de la marcha, de la capacidad para levantarse y sentarse en una silla o la fuerza de agarre de la mano. Vio que esa fragilidad, que hace que una persona sea menos dueña de su propia vida, se puede evitar con un plan de ejercicio bien diseñado, dosificado y aplicado como si fuese un fármaco. Y considera que, una vez que se tiene este conocimiento, no es ético no aplicarlo para ayudar a envejecer mejor.
Izquierdo es catedrático de Educación Física y Deportiva del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra y responsable del Grupo de Ejercicio Físico, Salud, Metabolismo y Capacidad Funcional en el Centro de Investigación Biomédica Navarrabiomed. Atendió a EL PAÍS por videollamada desde Pamplona.
Pregunta. Cuando vas al médico, te dice que hagas ejercicio, pero suele ser una recomendación genérica. ¿Cuál es el error de ese planteamiento?
Respuesta. Hay que tratar el ejercicio como un fármaco. En la práctica, eso implica abandonar el consejo que se está dando durante todas estas décadas, muévase, camine 10.000 pasos, y se pase a un concepto en el que se prescriba con unas dosis, con unos objetivos, que se haga un seguimiento igual que cualquier otro tratamiento.
Habría que evaluar al paciente, ajustar la intervención, ver qué interacciones tiene el ejercicio con otros fármacos que esté tomando. Es decir, no es muévete, es con qué intensidad, cuánto tiempo, qué tipo de ejercicio, cómo lo combinamos. Las dosis no son fijas, hay que cambiarlas, hay que planificar las recuperaciones, la seguridad, la coordinación, la interacción con la enfermedad, la interacción con otros fármacos que pueda estar tomando esa persona.
