Nachman, el forense que espera por el último rehén de Gaza
Ran Gvili amaneció aquel sábado con el brazo en cabestrillo . Tenía programada una operación para corregir la lesión de hombro que le mantenía alejado desde hacía semanas de la comisaría de Policía israelí en la que prestaba servicio. Era un apasionado de las motos, tenía 24 años y una imponente presencia física. Su rostro coloniza hoy buena parte de Israel y en la fachada de su casa familiar en Meitar está desplegada una gran pancarta en la que puede leerse 'Ran, héroe de Israel, te esperamos'. Ran Gvili sigue rehén en Gaza. Es el último de los 251 secuestrados el 7 de octubre de hace ya dos años que todavía no ha regresado. Y hasta que su familia, hasta que Israel no recupere su cadáver, no se dará por concluida la primera fase del plan de paz firmado en la localidad egipcia de Sharm el Sheij hace algo más de dos meses, que propició el regreso de los 20 rehenes que Hamás mantenía aún con vida y también los restos mortales de otros 27. Falta el suyo.Ran Gvili perdió la vida el mismo 7 de octubre. Se olvidó de que tenía fracturado el hombro y emprendió camino junto a otros miembros de su unidad al festival de música de Nova. Les llegó la alerta de que los terroristas estaban acabando con la vida de muchos jóvenes , hasta 360 cadáveres dejó la cruel matanza en aquel punto, y había que actuar. Aquel día entre 3.000 y 5.000 miembros de Hamás desataron el infierno por tierra a primera hora de la mañana, mientras 4.000 cohetes traían desde la Franja el horror por el cielo.Noticia Relacionada Funeral tras la masacre antisemita estandar Si «Desde los atentados de Hamás del 7 de octubre, los judíos tenemos miedo en Australia» Noelia Ramón El dolor, la rabia y la reclamación de leyes contra el odio se mezclan en el primer funeral de una víctima de la masacre antisemita en la playa de Bondi, el rabino Eli SchlangerRan Gvili nunca llegó a Nova. En el camino, su unidad hizo un alto para tratar de socorrer y auxiliar a los vecinos del kibutz Alumim. Una bala le alcanzó una pierna, otra un brazo . «Pero estoy bien. No digas nada a los padres», le dijo a su hermano Omri aquella mañana por teléfono. Poco después, en una nueva llamada, le susurró: «Me están atacando». Ya no hubo más comunicación. Ran Gvili fue llevado a Gaza como trofeo. Cuatro meses después el Ejército israelí confirmó el fatal desenlace gracias a informes de inteligencia. Su familia vive pendiente del teléfono, desea poder dar sepultura a los restos de su hijo y, de algún modo, dejar atrás esta pesadilla. No pierde la esperanza, aunque también hay momentos de flaqueza, en los que temen que Ran corra el mismo destino que otros soldados secuestrados que nunca regresaron. «Ojalá esto no se alargue mucho más», dice Itzik Gvili, su padre.Fotografía de Ran Gvili que inunda todos los rincones de Israel ABCRan Gvili se ha convertido en un símbolo en Israel. El encendido de las velas durante las ocho noches de la reciente festividad de Janucá ha servido de homenaje del pueblo israelí hacia él . Y también por él siguen celebrándose las vigilias en la improvisada plaza de los Rehenes de Tel Aviv , donde permanecen las tiendas, fotografías y lazos amarillos que los familiares de los secuestrados colocaron para dar visibilidad y voz a su dolor poco después de los atentados de octubre de 2023 que dejaron más de 1.200 asesinados. El emplazamiento ya no tiene el bullicio de antes, pero el asentamiento ahí seguirá hasta que regrese Ran, el último rehén de Gaza.El pianista virtuosoAlon Ohel tiene 24 años y es un virtuoso del piano . El 19 de noviembre, un mes después de ser liberado de las garras de Hamás tras 737 días de cautiverio, se acercó a la plaza de los Rehenes para interpretar 'Canción sin nombre', la sintonía que, dice, le acompañó en los peores momentos. En la plaza convive el piano que su familia hizo colocar allí para que no cayera en el olvido con una réplica de los túneles de Gaza donde los visitantes pueden experimentar, aunque sea por un instante, la oscuridad, el confinamiento y la hostilidad que vivieron los rehenes.Los padres y hermanos de Alon Ohel celebran su liberación AFPAlon Ohel pasó buena parte de los dos últimos años bajo tierra . Los terroristas le dieron caza junto a otros tres amigos en el festival de Nova y truncaron de golpe su sueño de niño: continuar su formación en la Escuela de Música Rimon. Fue uno de los últimos 20 rehenes que volvieron con vida a Israel. Alon Ohel arrastra secuelas de las heridas que sufrió el 7-O, con pérdida de visión en el ojo derecho y una lesión de hombro de la que se está recuperando. Pese al hambre y las duras condiciones de frío y humedad en las que malvivió en Gaza, los forenses que lo examinaron tras su liberación determinaron que se encontraba bien. Ni animales ni monstruosRicardo Nachman es el director de la Unidad de Medicina Clínica Forense de Israel , responsable del proceso de la identificación de víctimas de los atentados del 7 de octubre y de la revisión a quienes regresaron con vida. Por sus manos pasó Alon Ohel y espera, que más pronto que tarde, lo hagan los restos de Ran Gvili para así enterrar definitivamente este negro capítulo de la historia de Israel. Ricardo Nachman recibe a ABC en la sede de la Asociación de Familiares de Tel Aviv. Judío argentino, futbolero y seguidor del FC Barcelona, muy de vez en cuando deja asomar su innato sentido del humor, hoy sepultado ante el horror que ha tenido que vivir en la identificación de los cadáveres. « Acá hubo mucho salvajismo. Quien lo quiera creer, que lo crea ... Pero los cadáveres pasaron por mis manos, así que nadie me puede decir que no es verdad lo que yo he certificado y está recogido científicamente».Ricardo Nachman, en la sede de la Asociación de Familiares de Tel Aviv ABCRicardo Nachman mira atrás y habla de unos meses «caóticos». Pasó de trabajar 170 horas al mes a 570 y enfrentarse a los restos de los rehenes que entregaba Hamás le ha dejado una huella profunda . Curtido en mil batallas, forense en el tsunami de Tailandia en 2004, en el terremoto de Haití en 2010 y encargado de la identificación a las víctimas de atentados en Israel desde 2001, reconoce que es la primera vez que ve «algo así». Se refiere a mutilaciones, cortes de mama, violaciones , cremaciones en vida, muertes de bebés por desnucamiento... Ricardo Nachman se niega a comparar a Hamás y las atrocidades del 7 de octubre con comportamientos de animales o monstruos: «Sería darles un seudoperdón». « No son animales, porque el animal no hace eso. No son monstruos , porque... Vamos a destruir un mito: los monstruos no existen. Son seres humanos que han mostrado la parte más oscura y diabólica del ser humano».«Los cadáveres pasaron por mis manos, así que nadie me puede decir que no es verdad lo que yo he certificado y está recogido científicamente» Ricardo Nachman Director de la Unidad de Medicina Clínica Forense de IsraelRicardo Nachman habla en genérico, guarda silencio sobre casos particulares, pero relata que los familiares de las víctimas quieren saber todo de cómo murieron sus seres queridos . Él les explica, consuela y acompaña. «He vivido momentos críticos. Muchos piden ver lo que nadie querría ver, como cuando una madre quería ver a su hijo y lo que abrazó fueron huesos. Ella lo necesitaba para cerrar el círculo y yo no me podía negar». Ricardo Nachman mantiene el tipo pese a las atrocidades que describe. Hasta que se rompe. ¿Ha tenido que reconocer el cadáver de algún conocido en la matanza del 7-O? «El hijo de mi primo fue asesinado en el festival de Nova , el papá del amigo de mi hija fue asesinado en Nova... Desde mi punto de vista de ser humano, cada uno de los masacrados eran mis hijos, mis hermanos, mi padres... Mi familia », dice con un hilo de voz. Ricardo Nachman destaca la importancia que para un judío tiene poder enterrar a los suyos. Y se pone en la piel de la familia de Ran Gvili, que lleva dos años guardando la respiración cada vez que un cadáver cruzaba desde la Franja esperando que fuera el suyo. Esa espera, «a base de esta maldita experiencia», ha pasado de las casi 24 horas iniciales a las cinco que se invierte ahora en identificar a una víctima. Ricardo Nachman no aporta más datos, pero recuerda el caso de una niña de 13 años asesinada junto a su hermano. Lo único que pudo entregarse a sus padres fue «un tejido de piel de unos 10 centímetros y una vértebra» . Se hace el silencio. Pero rápido se recompone para bromear con que el trabajo le persigue hasta casa. Su mujer, también judía y argentina, es la subdirectora del Área de ADN en el instituto forense israelí. «Ella en el piso de arriba, yo en el de abajo; yo me ensucio las manos y ella con el guardapolvos blanco. Todo queda en familia». Y sonríe. Y suspira.

