Navidades con ausencias: «Ya no puedo tocar a mi hija, pero la puedo amar»
Cuenta Pilar que su hija Ainara le pidió un día que cogiera una pistola. «¿Para qué, hija?». «Para que me pegues un tiro y acabes con esto», contestó la chica. «Esto» era el dolor insoportable de un cáncer de cérvix imparable que se llevó a Ainara, 38 años, el pasado 24 de junio. Sin pistolas. «Igual que te decía eso, a la media hora quería seguir viviendo», continúa la madre. Le pedía a Dios algo de tiempo: «Si me diera un añito más para disfrutar mi casa…». La había comprado en el 2023. Sigue la madre: «Ainara era pura vida». De hecho, asegura, realmente, a su preciosa hija « nunca le entró en su cabeza la idea de morir . Jamás. Seguía pensando que había posibilidades, ¿por qué no iba a haber algo para ella?». No lo hubo. Ahora, imaginen celebrar las Navidades tan sólo seis meses después con este dolor en carne viva. Y, sin embargo, en casa de Pilar y José y de los hermanos y los sobrinos de Ainara se ha puesto el árbol. Se ha celebrado Nochebuena y Navidad. Por ella y por todos los demás. Y hasta el amigo invisible: «Ainara era la impulsora total».Cada duelo, como cada final de vida, es diferente. Como lo están afrontando los padres de Ainara ha dejado huella en la Unidad de Cuidados Paliativos San Camilo de Tres Cantos, Madrid. Allí, en el último tramo de Ainara, la familia recibió el apoyo del equipo de Atención Psicosocial del programa Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas de la Fundación La Caixa . Lo recuerda Yolanda López , psicóloga del equipo, especialista en el acompañamiento emocional que va desde la despedida hasta la gestión posterior del duelo.Noticia Relacionada Madrid estandar Si Una casa en Sanchinarro para devolver a los niños lo que el cáncer les robó Amina Ould La Fundación Aladina inaugurará en 2028 un centro de día para que pacientes oncológicos «quiten fuerza» a la enfermedadEl cáncer de Ainara duró más de dos años. El ingreso en paliativos, 20 días. «Fue muy rápido, pero les dio tiempo a hacer el camino», señala la psicóloga. A Pilar su paso por el Programa la marcó: «Cuando llegamos a San Camilo, yo conocí a personas que trataban a todo el mundo como personas, no como pacientes».«Entré en un lugar donde te enseñaban a morir pero, es curioso, porque en ese lugar he sentido mucha vida. Complicidad, cariño, un agarrarte del brazo cuando más lo necesitabas», señala Pilar. «Yo creo que estas personas deben de seguir haciendo lo que hacen. Ayudar a mucha gente, muchísimo», prosigue. A la vez, son ellos mismos quienes están, también, dando apoyo. «Pilar y José están realizando lo que llamamos un duelo sano», señala Yolanda desde el Programa, que recuerda que el matrimonio también acude a los grupos de apoyo para dar testimonio a otras personas que están aún en el «antes».«No está para que tú lo toques, pero está. Nuestros seres queridos están, no los podemos tocar, pero los podemos amar por encima de todo».«Aquí tenemos el Centro Escucha, que es un servicio gratuito de atención al duelo y a las crisis. Pilar y José vienen a participar en el grupo. Como psicóloga veo que, como ellos vienen del futuro, por decirlo de alguna forma, con su testimonio, su forma de expresar las cosas, cómo se mueven sus actitudes y tal, lo que hacen es proveer de esperanza y de apoyo a las personas que están con esa angustia de cómo será y qué va a pasar luego».Así es como la historia de Ainara se convierte en una historia de agradecimiento: «Es el legado de mi hija» , dice su madre. «Por suerte, Dios nos dio la posibilidad de disfrutar de ella 38 años. Y físicamente no está, pero te puedo asegurar que está más viva que nunca en nosotros».Pregunta: ¿De dónde esa fuerza?Respuesta: Esto es vivir sin una persona a la que has amado más que a tu vida. No creo que estemos preparados. Da igual el momento de la pérdida, un niño, un adolescente, una persona joven, nadie está preparado… En estas charlas, en esta terapia, me vas a perdonar la frase, pero estamos todos en la misma mierda: todos sabiendo que la persona que tenemos ahí ya no volverá a salir, no volverá a su casa. Pero te llevas mucho. P: ¿Qué ha aprendido Pilar con la muerte de su hija?R: Que somos turistas en esta vida. Esta vida se nace con un viaje, se nace con un destino. Desconocemos cuándo llega ese destino, pero cuando ese alquiler se acaba, tenemos que dejar la vida. Siempre he escuchado, supongo que como todos, que es injusto que unos padres entierren a un hijo. He aprendido que eso es algo que nosotros decimos para justificar algo. Pero no, la muerte no está definida para los 80 o los 90 años. El alquiler de vida se acaba y nuestra vida se acaba. Ahora veo la vida de forma totalmente distinta. He salido mucho, he vivido mucho, todo mucho. Y, sin embargo, ahora no tengo esa necesidad de estar con mucha gente. Me gusta escuchar mi silencio. Me gusta sentir, a veces, el dolor que siento.P: ¿Qué mensaje transmitiría a otras familias en situación similar?R: El duelo es algo que cada persona vivimos y lloramos de una forma. Pero a quien se nos ha ido alguien el duelo nos acompaña siempre. Es como cuando quieres muchísimo algo en esta vida y peleas y peleas pero un día te das cuenta de que eso por lo que tú lo has luchado, que sigues queriendo, no está. No está para que tú lo toques, pero está. Nuestros seres queridos están, no los podemos tocar, pero los podemos amar por encima de todo.

