Nuevos propósitos de año nuevo
He estado preguntando sobre cómo se viven los 'propósitos de año nuevo'. Las respuestas se reparten entre no querer formularlos, pues terminan por no cumplirlos; o bien, ponerse algunos para experimentar cierta dosis de novedad.Desde este enfoque, cumplirlos aporta sensación de logro y orgullo , que puede engordar una autoimagen grandiosa; y no cumplirlos, sentimientos de culpa y vergüenza, y una autoimagen devaluada. Ambas opciones conllevan empezar 2026 de un modo no sólo autorreferencial, sino volátil.En cambio, C. Ryff ofrece una perspectiva estable en el tiempo. En su modelo teórico de Bienestar Psicológico de seis dimensiones, incluye el Propósito Vital. Consiste en sentirse orientado, con un sentido interno que organiza las decisiones y da coherencia a la experiencia personal. Ofrece un «para qué» que permite soportar dificultades y seguir avanzando . Es una brújula emocional y moral, y no tanto un destino. El propósito puede estar orientado al cuidado, al crecimiento personal, a la vocación profesional, al servicio, a la trascendencia, a la creatividad, o a las relaciones significativas.Noticias relacionadas opinion Si Si la Navidad no existiera, habría que inventarla ABC / CEU estandar No Decorar la casa por Navidad: lo que debes hacer y lo que no para mantener la energía positiva familiar Laura PeraitaSurge entonces, preguntarnos: ¿Y yo para qué vivo? ¿Qué me importa profundamente? ¿Qué quiero aportar? ¿Qué hace que mi vida merezca la pena? Responderse estas preguntas es bien distinto a establecer metas (logros que derivan del propósito), objetivos (acciones específicas y medibles) o planes (estrategia y organización de esas acciones). Con estas preguntas se llega a una dirección global y a un sentido profundo. Si además para responderlas me sitúo en clave de criatura amada por Dios, estoy vinculando mi destino humano al trascendente. San Ignacio de Loyola facilitó esta conexión en el texto del «Principio y Fundamento» al comienzo de los Ejercicios Espirituales. En él plantea que fuimos creados para «alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor» y así salvar nuestra alma. Y que debíamos ordenar todo lo demás tanto en cuanto contribuye a este fin. Deseo para 2026 que podamos reescribir cada uno nuestro Principio y Fundamento propio, y con ello actualizar nuestro propósito. Y que sea para mayor gloria de Dios.SOBRE EL AUTOR Inés Serrano Fernández Profesora de Psicología de la Universidad CEU San Pablo y Psicoterapeuta
