Qué se sabe del caos del Gordo de Navidad: 50 papeletas de más, premiados que no cobrarán todo y una Comisión que pierde dos millones
El debate se divide entre los que exigen cobrar su premio íntegro y los que disculpan a los jóvenes de la Comisión, que difundieron las papeletas.
Lo que parecía un sueño se convirtió en pesadilla. Los vecinos de la localidad leonesa de Villamanín, de menos de 900 habitantes, han pasado de ser los más envidiados de España a los protagonistas de un escándalo motivado por la venta de 50 participaciones del Gordo de Navidad sin tener el respaldo de los décimos oficiales, lo que ha provocado un agujero de cuatro millones de euros y una tensa negociación no exenta de ansiedad y acusaciones entre los habitantes de este pueblo.
El pasado lunes, Villamanín estaba de fiesta: el Gordo de Navidad recayó en el 79.432, el número que la Comisión de Fiestas del pueblo, integrada en su mayoría por un grupo de jóvenes, había elegido para vender 450 papeletas de cinco euros (cuatro euros de participación y uno de beneficio para la Comisión).
El problema es que pronto se supo que 50 de esas papeletas no tenían asignadas los 10 décimos correspondientes. La Comisión de Fiestas sostiene que se debió a un error humano y no a su mala fe. Sea como fuere, hay cuatro millones de euros sin cubrir y aquí es donde empieza el grave conflicto, ya que todos los poseedores de papeletas quieren su premio: 80.000 euros por cada una.
Este viernes se celebró en el Hogar del Pensionista de esta montañosa localidad, muy próxima al límite provincial con Asturias, una tensa reunión a la que acudieron 100 personas. Según testigos de la misma, se vivieron momentos de auténtica ansiedad. Tras cuatro horas de debate se llegó a un principio de acuerdo: los once miembros de la comisión renuncian a sus premios personales, además de renunciar también al décimo que jugaban en nombre de la organización. Cada poseedor de papeleta donará además el 10% de su premio para poder así cubrir el 'agujero'. Lo que ocurre es que esta solución solo cubre dos de los cuatro millones de euros que se adeudan, por lo que en última instancia, los premiados verán aun más mermada su ganancia.
Además, este acuerdo no ha sido aceptado por la totalidad de los poseedores de papeletas, ya que al menos dos de los vecinos no están dispuestos a renunciar a sus 80.000 euros por papeleta completa, de tal manera que el asunto podría acabar en los tribunales. El tiempo, además, apremia, porque el plazo para cobrar los premios acaba a los tres meses de celebrarse el sorteo, es decir, el próximo 22 de marzo.
El debate se centra entre aquellos que sospechan de que los miembros de la Comisión de Fiestas no dicen toda la verdad o incluso insinúan que actuaron con mala fe, vendiendo más papeletas de las posibles para recaudar más y por eso exigen cobrar todo, y aquellos que creen que "son chavales que han cometido un error sin ninguna mala intención" y que prueba de ello es que han puesto su premio a disposición de los demás: "Más no pueden hacer", dicen.