El dulce estrella de la Navidad en España, sin desmerecer a los turrones, mazapanes o polvorones, es el roscón de Reyes. Este postre que pone el colofón a las festividades navideñas se puede adquirir, más allá de hornos y panificadoras, en muchos supermercados, entre ellos, Mercadona. La cadena valenciana de Joan Roig cuenta con cinco variedades de roscones, todos ellos con su habitual figurita, el haba y la corona.

Como así marca la tradición, aquel afortunado o afortunada a quien le toque la figurita, recibirá la corona. Por el contrario, al que le aparezca el haba, le tocará pagar el roscón. Los cinco tipos de roscones vienen decorados con fruta confitada, almendra laminada, azúcar y huevo. Hay para todos los gustos y preferencias, ya que tres de ellos están rellenos, otro es el roscón tradicional sin relleno y el quinto es sin gluten y sin lactosa.

Detrás de la fabricación de los roscones de Reyes de Mercadona está La Tahona de Utiel S.L.U., una empresa especializada en panadería y pastelería ubicada en Valencia. Eso sí, esta tahona solo se encarga de hacer cuatro de las cinco variedades que ofrece la cadena de Joan Roig: los cuatro rellenos, que son nata, crema y trufa y nata, y el tradicional sin relleno. Sin embargo, la opción de roscón sin gluten y sin lactosa, es fabricada por el proveedor Airos en Barcelona.

En lo que respecta al precio, varía en función del tipo de roscón que se elija. El más barato es el roscón sin relleno, cuya caja de 400 g se vende por 5,90 euros.

Sin embargo, mirando el precio por kilo, compensa mucho más adquirir cualquiera de los tres roscones rellenos, ya que la caja es el doble de grande, de 800 gramos, y cuesta 9 euros. La opción sin gluten y sin lactosa también se vende por 9 euros, pero su tamaño es menor: 360 g.

Cómo consumir el roscón de Mercadona

Todos los roscones de Mercadona vienen congelados. Por ello, desde Mercadona recomiendan que para que el consumo de aquellos que tengan rellano sea óptimo, se descongele dentro de la nevera y en su mismo envase durante varias horas. Se recomienda, además, tenerlo fuera del frigorífico 1 hora antes de comerlo. Si, por el contrario, la opción comprada es se puede