Repsol y la ecuación del mar del Norte
La petrolera se alía con TotalEnergies para gestionar el desmantelamiento de sus activos en aguas del Reino Unido como parte de una estrategia más amplia enfocada en invertir en otras actividades
En el mar del Norte británico, cada vez cuesta más distinguir qué pesa más: los barriles de petróleo y los metros cúbicos de gas que aún quedan por extraer o las plataformas que habrá que desmontar tarde o temprano. En ese escenario se inscribe la operación que Repsol y TotalEnergies han cerrado recientemente para fusionar sus activos de exploración y producción en el Reino Unido dentro de Neo Next+, una plataforma conjunta con HitecVision que aspira a convertirse en el mayor productor independiente de la región. El movimiento revela el mayor compromiso estratégico de Repsol para maximizar la gestión de su cartera internacional de activos: reducir exposición en geografías maduras, acotar riesgos operativos y centrar la inversión en negocios con mayor retorno previsible.
Neo Next+ nace con ambición de liderazgo al proyectar una producción superior a 250.000 barriles equivalentes de petróleo al día en 2026. TotalEnergies controlará un 47,5%, HitecVision un 28,875% y Repsol un 23,625%. Pero el dato más revelador no es el volumen, sino el pasivo que lo acompaña. En esta cuenca petrolífera madura del mar del Norte, marcada por el declive de los campos y la creciente carga del desmantelamiento, la gestión del final de vida pesa tanto como la producción. No es casual que una parte sustancial del pasivo asociado al cierre de instalaciones —unos 2.300 millones de dólares— haya quedado fuera del perímetro de la operación, asumido directamente por TotalEnergies.
“Esta fusión con TotalEnergies UK supone otro gran paso adelante en la ejecución de la estrategia de Neo Next”, señaló el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, en un comunicado de la compañía. “Con las fortalezas complementarias de los accionistas y una cartera más amplia y equilibrada, bajo un mayor control operativo, estaremos bien posicionados para competir y adaptarnos al complejo entorno del mar del Norte”.
Tras décadas de expansión, El Dorado que las energéticas encontraron en los yacimientos del mar del Norte ha entrado en declive operativo. Lo reconoce la North Sea Transition Authority del Reino Unido, que calcula en 44.000 millones de libras (50.300 millones de euros) los costes asociados al cierre de plataformas, pozos, oleoductos e infraestructuras que debe producirse hasta al menos el año 2045. Entre 2023 y 2032, estima que los operadores deben gastar unos 30.800 millones de euros sólo en trabajos de desmantelamiento y readaptación de unas infraestructuras desgastadas por el uso.
Un coste que desde el año 2022 se ha sumado al impuesto extraordinario que el Gobierno británico implantó por la escalada de los precios petrolíferos y que elevó la carga impositiva efectiva de las energéticas hasta el 78%.