Sánchez ordena apuntalar su muro con «business prop»
«Yo pondré la guerra» es la famosa frase con la que el magnate W. R. Hearst demostró hasta dónde se puede llegar con demasiada ambición y nulos escrúpulos. «Yo fabrico las noticias» era otra de sus principales líneas de pensamiento, para que ustedes vayan uniendo puntos. Lo ocurrido en Extremadura el pasado domingo , que no es más que la aparatosa gotera visible de una fuga de agua que se viene produciendo en las tripas del PSOE desde hace un año, es el derrumbe del muro que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, levantó entre él y todo lo demás. Lo sabe, conoce la fatiga de los materiales, ha escuchado el crujir del forjado y siente tambalearse la estructura bajo sus pies. El muro está condenado y ahora solo le preocupa que tras su caída no haya reunificación para sacar partido con el manejo de los escombros.La elección de Elma Saiz como portavoz de lo que queda del Gobierno, asistida por la secretaria de comunicación, Lydia del Canto -oportuna elección cuando se trata de trabajarse el muro-, permite ver con claridad por dónde van a ir los tiros en el año que empieza. Como aperitivo, la reacción ventajista al discurso del Rey , donde el sanchismo solo ve «extremismo» en la derecha, obviando que en sus entrañas está nada menos que Bildu y el partido comunista. La consigna para el año nuevo es dar apariencia de muro, aunque sea ya solo no un telón de acero sino una cortinilla de baño, y para ello ha encargado vigas de marketing económico, con la intención de que el votante fije en su cabeza la idea de que sí, hay corrupción, pero las cosas van bien. El plan es crear una apariencia de euforia en torno a la macroeconomía, para que una dude si vive mejor que hace unos años o si simplemente ha podido marcharse de vacaciones. Es el «business prop», una suerte de propaganda financiera con la que sostener un relato continuado frente a los titulares de corrupción y debacle autonómica que se irán amontonando. «Yo pondré la guerra» es la máxima de Sánchez para seguir tirando, mientras caen los soldados regionales acribillados por el propio fuego amigo.Las imágenes necesarias para armar el ejercicio amarillista serán cosa de las instituciones asaltadas y manoseadas por el sanchismo, con especial énfasis en el Instituto Nacional de Estadística (INE), el CIS de José Félix Tezanos y la RTVE de José Pablo López, y tras la brecha abierta en la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales). En el INE van a toda velocidad para poner en marcha cuanto antes un Laboratorio de Datos que sirva de alimento al ejército de opinión sincronizada cada mañana para repetir eso de que «España va como un cohete». De la valoración de Sánchez se ocupará después el CIS con su habitual solvencia (¿alguien recuerda qué dijo sobre el resultado en las elecciones extremeñas?). Suerte que como lo pagamos entre todos no lo paga nadie, que si no…El «cuento de la lechera» económica monclovita presenta al menos dos puntos débiles. A saber. La realidad. El paro juvenil récord , la imposibilidad de comprar una vivienda, la enésima subida del precio de los suministros como la energía o las telecomunicaciones a partir de la semana que viene, la dificultad para llegar a fin de mes… Minucias de la 'fachosfera' que anularemos con un torrente de mensajes de alborozo y exaltación del sanchismo. El segundo inconveniente radica en otro elemento igual de tangible, un elefante en la sala de estar, imposible de esconder. Las instituciones y empresas privadas asaltadas para mayor gloria de Sánchez van fatal. Un escalofrío te sube por la navideña espalda cuando tratas de enviar una felicitación navideña con Correos, coger un tren de Renfe o tratar de informarse por los informativos de Televisión Española. Qué decir de la Red Eléctrica de Beatriz Corredor, que ahí sigue, atrincherada, o de la marcha bursátil de Telefónica, que ahora cumple su primer año de toma triunfal monclovita.El panorama es fino . Ahora que Repsol confiaba en sacar sus retornos de Venezuela comprándole más gas americano a Trump, va Estados Unidos y le suelta un galleta en toda la cara a Iberdrola a cuenta de la eólica marina, alegando riesgos para la seguridad nacional.Para colmo, la exvicepresidenta de Transición Ecológica, hoy comisaria de Competencia, Teresa Ribera, asomó nada menos que en el 'Financial Times' para asegurar que de eso de crear campeones europeos 'ná de ná'. Ni hablar del peluquín. «Quien espere que se flexibilicen las normas de Competencia se sentirá decepcionado», recalcó Ribera, dando donde duele, y echando sal en la herida citando como ejemplos los sectores de la banca y las telecomunicaciones. Ribera se ha cargado de un plumazo el discurso de alguno y, de paso, eso de ir como un cohete. Quizás se refieran al Sputnik , cuya maqueta a las puertas de Naciones Unidas aún sorprende a mucho cateto que desconoce la historia y vive del titular rápido. El Sputnik, tras unos meses en órbita en comisión de servicio, terminó en llamas, chocando con la realidad atmosférica sin blindaje que valiese.Y así, sin presupuestos, renunciando a los fondos europeos y dependientes de la deuda pública, cerramos un 2025 para salir corriendo, no sabe una si hacia La Mareta o a República Dominicana , que igual te topas con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero corriendo por algún descampado con un móvil desechable. 2026 apunta maneras. Feliz año, o lo que sea.