Una extraña estructura de capas oculta en el núcleo de la Tierra
Bajo la dirección de expertos de la Universidad de Münster, en Alemania, un equipo internacional de geólogos acaba de descubrir que el núcleo sólido de la Tierra no es, como creíamos, una simple bola sólida de hierro y níquel, sino que está formado por distintas capas. Los investigadores, de hecho, han encontrado indicios de una estructura multicapa que podría explicar por qué las ondas sísmicas se comportan de forma tan errática cuando atraviesan las profundidades del planeta.El hallazgo, recién publicado en 'Nature Communications', viene a sumarse a toda una serie de descubrimientos que, en los últimos años, han dejado muy claro que el corazón de nuestro mundo es, en realidad, un lugar complejo y aún profundamente misterioso. Olvidemos para siempre la clásica esfera metálica inerte. El núcleo de la Tierra está vivo, cambia de forma, invierte su giro y además, lejos de ser uniforme, está envuelto en capas como si fuera una gigantesca cebolla metálica.El misterio de la 'cebolla' de metalSi lanzamos una pelota de tenis a través de un bosque en el que los árboles están plantados en filas ordenadas, avanzará más rápido en una dirección que en otra. Lo mismo sucede con las ondas sísmicas de los terremotos. Desde hace tiempo, los sismólogos saben que las ondas viajan entre un 3 % y un 4 % más rápido cuando se mueven en paralelo al eje de rotación de la Tierra (de polo a polo) que cuando lo hacen por el plano ecuatorial. Es lo que se conoce como 'anisotropía sísmica' y hasta ahora ha resultado muy difícil de explicar.Noticia Relacionada Bajo el Pacífico estandar Si Los científicos, atónitos al ver cómo la corteza terrestre se desgarra bajo el Pacífico José Manuel Nieves Se trata de la primera vez que se observa directamente el desmembramiento de una placa tectónica a medida que se se hunde bajo otra y se hace pedazos«Existen varias hipótesis para el origen de estas anisotropías», explica Carmen Sanchez-Valle, del Instituto de Mineralogía de la Universidad de Münster y coautora del estudio. Es decir, que las piezas del rompecabezas no terminan de encajar. Para resolverlo, la investigadora y su equipo decidieron recrear el centro de la Tierra en su laboratorio. Utilizaron una 'celda de yunque de diamante', un dispositivo capaz de aplastar muestras diminutas con una presión un millón de veces superior a la de la atmósfera, al mismo tiempo que las calentaban a más de 800 grados centígrados.El hallazgo se suma a toda una serie de descubrimientos que, en los últimos años, han dejado muy claro que el corazón de nuestro mundo es un lugar complejo y aún profundamente desconocidoEl equipo probó con una aleación de hierro, silicio y carbono, los ingredientes que se cree que forman el 'cóctel químico' del núcleo. Y lo que descubrieron fue fascinante: al comprimir la mezcla, los cristales se alinearon de una forma específica, una que alteraba la velocidad del sonido.«Los patrones de difracción -señala por su parte Efim Kolesnikov, autor principal del estudio- se analizaron después para derivar propiedades plásticas, específicamente el límite elástico y la viscosidad». Según los investigadores, los datos sugieren que el núcleo está estratificado químicamente. Es decir, el centro del núcleo interno sería hierro casi puro (donde la anisotropía es fuerte), mientras que las capas exteriores tendrían más silicio y carbono, suavizando ese efecto. «Este patrón de anisotropía dependiente de la profundidad -reza el estudio- puede ser el resultado de una estratificación química durante la cristalización del núcleo».Un núcleo cambianteEl de un núcleo estratificado es solo el último capítulo de una saga de descubrimientos asombrosos. Y es que en los últimos años, el centro de la Tierra nos ha ido dando una lección de humildad tras otra. Por ejemplo, hemos aprendido que no se trata de una esfera perfecta, sino que cambia continuamente de forma. Lo reveló en 2021 un estudio según el cual el núcleo interno de la Tierra está creciendo de forma asimétrica , más rápido bajo Indonesia que bajo Brasil. Es como si el planeta estuviera 'engordando' por un lado más que por el otro. ¿Y por qué entonces no vivimos en un planeta deforme? Porque la gravedad se encarga de redistribuir ese exceso de hierro, manteniendo la esfera, pero el proceso genera un flujo de calor que alimenta el campo magnético que nos protege de la radiación solar. Si ese 'motor' lateral se detuviera, nuestra protección contra el espacio podría verse comprometida.Si la forma del núcleo resultó ser extraña, mucho más lo fue descubrir el modo en que gira. En 2022, en efecto, un equipo de investigadores de la Universidad del Sur de California demostró que el núcleo terrestre oscila, cambiando su dirección de giro cada cierto tiempo, algo que va en contra de los modelos más aceptados, según los que el núcleo rota constantemente a un ritmo más rápido que la superficie del planeta. Los investigadores mostraron sin lugar a dudas que el núcleo interno cambió de dirección en un período de seis años, entre 1969 y 1974, lo que afectó a la duración de los días. Más recientemente, ya en 2024, llegó la confirmación de que la rotación del núcleo interno, por primera vez en muchas décadas, se estaba ralentizando.A lo cual se suman los hallazgos sobre su estructura. Porque resulta que el núcleo no es liso, sino que tiene una textura 'rugosa' como un denso bosque lleno de cristales de hierro que crecen como estalactitas metálicas.Consecuencias en la superficie¿Y por qué nos importa lo que pase ahí abajo? La exploración de este mundo abisal, situado a más de 5.000 kilómetros bajo nuestros pies, nos ha demostrado que todo lo que sucede ahí nos afecta. El núcleo, sin ir más lejos, es el 'corazón' que mantiene vivo el campo magnético de la Tierra, un escudo invisible sin el cual la atmósfera sería barrida por el viento solar y la vida, tal como la conocemos, sería imposible.El de un núcleo estratificado es solo el último capítulo de una saga de descubrimientos asombrosos. Y es que en los últimos años, el centro de la Tierra nos ha ido dando una lección de humildad tras otra.Por eso, cada uno de estos hallazgos, el último de ellos la estructura en capas, son piezas de un mismo rompecabezas que intentan explicar cómo funciona la 'dinamo' de nuestro mundo. Ahora, al entender la química del silicio y el carbono en el núcleo, como han hecho los investigadores de Münster, no solo estamos aprendiendo sobre geología, sino descubriendo las instrucciones de funcionamiento de nuestra 'nave espacial' planetaria.En los mapas medievales y del Renacimiento las zonas inexploradas, peligrosas o desconocidas se marcaban con la frase 'Aquí hay dragones', acompañada de figuras de criaturas míticas y monstruos marinos. Hoy, esa frontera ha cambiado, y ya no está en los límites de los océanos, sino en el centro mismo de nuestro mundo, un lugar donde las leyes de la física se estiran hasta el límite y cuyos secretos, a pesar de toda nuestra tecnología, apenas estamos empezando a conocer.

