Y Dios creó a la mujer hecha Don Juan
Con la muerte de Brigitte Bardot desaparece un personaje clave, no tanto de la historia del cine como del fogonazo hipnótico de la pantalla. Había cumplido 91 años, aunque su imagen, su fotografía, ha sido siempre la de aquella joven increíblemente guapa que arrasó en el Festival de Cannes con apenas veinte años y que aparecía en 1956 haciendo añicos la vasija que contenía hasta entonces el erotismo en 'Y Dios creó a la mujer' , del director Roger Vadim. No fue su primera película, aunque sí la puso en órbita de un mundo al que se le salieron los ojos de las suyas.Y ha conservado esa imagen primera porque Brigitte Bardot se retiró antes de cumplir los cuarenta, al estilo de Greta Garbo , aunque intentó 'retirarse' al estilo de Marilyn Monroe mediante una sobredosis de somníferos y alcohol el mismo día que cumplía los cuarenta y nueve. La imagen para el cine y el mundo de Brigitte Bardot es esa, entre una frutal Eva creada por Dios y una infeliz Don Juan hecha mujer , pero en sus muchísimos años posteriores a su impacto en la pantalla la propia Bardot proyectó otra imagen muy distinta y algo extravagante para su época, la de una mujer que había perdido su carga erótica y que se dedicaba con ahínco a vivir en Saint Tropez y salvar focas .De su contribución al cine pueden dar testimonio algunos cineastas que vieron y aprovecharon parte de su valía, naturalmente Roger Vadim, que hizo esas dos películas que apuntalan su imagen, 'Y Dios creó a la mujer' y 'Si Don Juan fuese mujer', pero también Jean-Luc Godard , que la exprimió en 'El desprecio' y algo menos en 'Masculino, femenino'; Louis Malle , con quien hizo 'Una vida privada' y '¡Viva María!'; H.G. Clouzot , en 'La verdad', quizá su mejor película junto a la que firmó René Claire en 1955, 'Las maniobras del amor', antes de ser 'la bomba' en que la convirtió Roger Vadim. Muchos directores la pretendieron con éxito para su cine, desde Anatole Litvak, a Ralph Thomas, Robert Wise o Duvivier, Dmytryk (en 'Shalako', junto a Sean Connery), Deville, Chabrol…, pero es evidente que el cine buscó en ella siempre su mejor perfil, la superficie, sin llegar a la almendra amarga de su esencia, algo que el cine sí hizo con Marilyn Monroe, con quien tanto tenía.